Fue un instrumento tañido con plectro muy popular en toda Europa entre los siglos XII y XIV. De construcción monoxyla, esto es: tallada en un sólo bloque de madera al que se le pega la tapa armónica y eventualmente, el diapasón. Las cítolas parecen tener cuerdas simples o dobles de número variable, 3, 4 o 5, y a veces se observan cinco trastes de madera, se toca con un plectro o “péñola”.
Aparecen frecuentemente en la iconografía, miniaturas, esculturas, pinturas, así como en los textos, como en los versos del Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita. El clavijero suele representar figuras procedentes de los bestiarios medievales.
Las cítolas tenían puentes móviles, con las cuerdas atadas a una protuberancia de forma ariada al final de la caja. Es antecesor directo de las cítaras renacentistas.