El protagonista de este libro es un médico rural ilustrado: Francisco Martínez Villascusa (1740-1793). Frente a las grandes y conocidas figuras de la Ilustración española, su nombre ha permanecido en el olvido, a pesar de ser un hombre culto, que debe contarse entre los miembros de aquella minoría selecta que quiso dar "prosperidad y dicha, cultura y dignidad a su patria", en palabras de Sarrailh. De origen valenciano, pasó más de la mitad de su vida en tierras "albaceteñas", pues ejerció la medicina en Alcaraz, Barrax y Tarazona de la Mancha. Mantuvo correspondencia con Mayans y al parecer también con insignes médicos europeos como Gerard van Swietten y Sthorck. Miembro de algunas Academias médicas y autor de unos papelillos de medicina, como él mismo los denominaba. También fue socio de algunas Sociedades Económicas de Amigos del País y como verdadero patriota fue promotor de una Junta de Caridad en Tarazona de la Mancha, donde se erigió un pequeño hospital para cuidar de los pobres enfermos.
Este relato biográfico se ocupa, pues, de descubrir a un excepcional actor secundario de la Historia, uno de esos individuos emprendedores y dinámicos que manifiestan una fuerte capacidad de innovación y ruptura frente al inmovilismo social y cultural de su época. Mi agradecimiento al Instituto de Estudios Albacetenses "Don Juan Manuel" por haber tenido a bien su publicación.
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