DOCUMENTA
La exposición que aquí presentamos pretende ser un recorrido temporal histórico y artístico que tiene por base el templo de San Juan Bautista de Albacete, iglesia que remonta sus orígenes a la Edad Media pero que su fábrica actual comenzó, a decir del Cronista Mateos y Sotos en 1515; por tanto, este año en el que estamos, ya en el siglo XXI, se cumplen los primeros quinientos del inicio de la actual edificación que ha estado presente a lo largo del tiempo en la vida de todos los albaceteños. Hoy, además, desde hace ya más de sesenta años es la Catedral de la diócesis de Albacete.
La historia del primer templo de la vieja villa y después cuidad de Albacete, quizá no fue demasiado distinta de la de otras poblaciones cercanas y de similares características, sean de la antiguas diócesis de Cartagena, Cuenca o Toledo; todas cercanas entre si (Hellín, La Roda o Villarrobledo). Aquí se acumuló un patrimonio, existió un arte más o menos efímero - pensemos en la música- y la vida de las personas, desde el nacimiento a la muerte, estuvo vinculada a la parroquia. La historia general afectó también al propio edificio y a sus circunstancias, ya sean las devociones particulares o individuales o los graves acontecimientos de carácter general.
Lamentablemente la Edad Contemporánea influyó decisivamente en la historia y conservación de sus bienes culturales y artísticos: la guerra de la Independencia, la Desamortización, las guerras carlistas y sobre todo la guerra civil, mermaron decisivamente una riqueza material que despareció para siempre. Sin embargo, buscando el lado positivo llama la atención el hecho de haberse conservado, casi integro, el a archivo parroquial desde el siglo XVI, la importancia y la lección que hoy nos presentan las extraordinarias columnas renacentistas, que no hemos dudado en destacarlas, como las más bellas del siglo XVI español.
Naturalmente para el creyente, a todo ese legado estrictamente cultural, se añade el valor religioso que debe ser respetado y defendido por todos, en un aspecto que complementa la personalidad propia de su cultura occidental y cristiana.
Son valores históricos y artísticos que en Albacete deben ser conocidos, como un patrimonio que recibimos de nuestros mayores, que tenemos la obligación de conocer y valorar para trasmitirlo a generaciones futuras.