Pocas personas viven su vida con la intensidad y la libertad, a pesar de todo y de todos, con que Artemio Precioso lo hizo. Los convulsos años veinte fueron el marco donde este abogado, periodista, empresario, gourmet, viajero empedernido y, en definitiva, bon vivant, extendió sus alas. Su personalidad arrolladora cautivó a las gentes de su tiempo en la misma medida que provocó el rechazo en los ambientes más conservadores. Precioso se colocó siempre en el centro de la polémica sorteando como pudo los zarpazos que desde el poder lo rozaron hasta que el exilio primero, durante la dictadura de Primo de Rivera y la represión y las cárceles franquistas, más tarde, se cebaron en él.
Visto desde la distancia de los años la figura de Artemio Precioso se nos revela como una pieza importante, aunque hoy algo olvidada, en el engranaje cultural y social de aquel tiempo. Famoso en su época por ser el abanderado de un tipo de literatura galante y de tono erótico, consiguió, sin embargo, reunir en su colección La novela de Hoy a las mejores plumas de la literatura de los años veinte. Blasco Ibáñez (al que le unió una fraternal amistad), Pérez de Ayala, Fernández Flores, Valle- Inclán, Zamacois, Alberto Insúa y un largo etcétera de escritores colaboraron en sus colecciones que sirvieron de entretenimiento, a veces banal, para muchos lectores. Pero también defendió las libertades, la emancipación de la mujer, el divorcio, y se enfrentó, a través de la pluma de autores como Valle, Unamuno, Marcelino Domingo o Luís Araquistaín, a la dictadura de Primo de Rivera.
Del Estudio Preliminar de D. Francisco Linares Valcárcel.