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AL-BASIT 65 • PÁGS. 259-264 • INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES “DON JUAN “MANUEL” • ALBACETE • ISSN 2695-6888
cuando este estudiaba la carrera de Derecho y ambos, junto a José
María Carreño, se veían hasta cuatro películas diarias, ya advirtió que
era un director reputado por sus comedias, pero que no había llegado
externas, porque veía la vida desde la perplejidad que conduce
inevitablemente al humor, a la ironía, al absurdo. El humor que quedará
chistes fáciles ni de ocurrencias o gracietas simples, sino de estados
reales, modulados, sustanciales, vertebrados. Y personales. Un humor
íntimo. Una adaptación de su propia vida.
José Luis Cuerda nació en Albacete el 18 de febrero de 1947,
aunque sus padres procedían de Masegoso, en plena Sierra de Alcaraz,
con orígenes campesinos. Su abuelo paterno, al que todos los vecinos
del pueblo le llamaban Julio, aunque su nombre era Julián, fue labrador.
Y su abuelo materno, Eloy, tratante de mulas. Éste último murió antes
los años noventa. De cómo fue ese encuentro, bien podría haber sido la
escena de una de sus películas.
Tal y como relató en más de una ocasión el propio director, cuando
fueron a enterrar a su tío Leovigildo, al hacer un hueco en el nicho,
sacaron el cadáver de su abuelo Eloy y así lo conoció porque estaba
incorrupto. Vestido con un traje gris, unas relucientes botas de cuero y
la piel amojamada pegada a los huesos, dándole todo ello un rictus de
por el entierro de su tío, le hizo mucha ilusión conocer a su abuelo.
Pintoresca también fue su abuela materna, Filomena, la mujer de Eloy,
que, tras enviudar, vivió siempre en casa de los padres de Cuerda. Tenía
asma, “fatiga, decía ella”, según contaba él, y por eso siempre dormía
sentada en la cama.
Su infancia transcurrió entre su primera casa en la calle Albarderos,
que le vio nacer; Escolapios, donde cursó sus primeros estudios antes
de pasar al instituto; y la calle María Marín, junto al parque de Albacete,
su segunda y última casa en Albacete, antes de marcharse al Seminario
Menor de Hellín, donde estuvo dos años, y al Seminario Mayor de
Albacete, donde terminó de colgar el hábito de seminarista por dos
razones. La primera es que su padre había ganado un piso en el Paseo
de la Habana de Madrid jugando al póker, y toda la familia Cuerda se
trasladó a la capital de España; y la segunda es que, a juicio del rector
del Seminario, José María Larrauri Lafuente -que después fue obispo
auxiliar de la Archidiócesis de Pamplona y obispo de Vitoria hasta su
retiro en 1995-, “estaba un poco tibio en la vocación eclesiástica”. De
este modo, fruto del azar, nunca mejor dicho, pasó del Seminario al
colegio Athenea donde coincidió con el bioquímico Mariano Barbacid.