Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
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LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA
DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
THE CEMENTERIES OF SAINT CATHERINE OF CAUDETE
Joaquín Mollá Francés
caudete69@gmail.com
Cómo citar este artículo: Molla Francés, J. (2022). Los cementerios de la
parroquia de Santa Catalina en Caudete. Al-Basit (67), 99-138. http://doi.
org/10.37927/al-basit.67_4
Recibido/Received: 3-5-2022
Aceptado/Accepted: 31-10-2022
ABSTRACT: The temple of Saint
Catherine has been growing and
adapting to the new liturgical
needs and styles or artistic fash-
ions. So much so that the need
to have a chapel of Communion
demanded the transfer of the

which it is known. This change
was successively resolved in a
rather precarious way, so much
so that provisionality lasted until
1911, year in which the current
cemetery municipal character
was inaugurated.
KEYWORDS: Caudete, cemetery,
Saint Catherine, castle, altars,
Communion chapel.
RESUMEN: El templo de Santa
Catalina ha ido creciendo y adap-
tándose a las nuevas necesidades
litúrgicas y estilos o modas artís-
ticas. Tanto que la necesidad de
contar con una capilla de Comu-
nión exigió el traslado del primer
cementerio, o fosar, parroquial del
que se tiene noticia. Este cambio
fue sucesivamente resuelto de
manera bastante precaria, tanto
que la provisionalidad duró hasta
1911, año en que se inauguró el
actual cementerio ya de carácter
municipal.
PALABRAS CLAVES: Caudete, ce-
menterio, Santa Catalina, castillo,
altares, capilla de la Comunión.
Tradicionalmente la Iglesia católica ha venido regulando los

y defunción-. Desde el Concilio de Trento (1545-1563) se impuso,
además, la necesidad de llevar registros por escrito de todos ellos.
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Su utilidad está clara. Por un lado, se podía conocer los antecedentes
familiares de cualquier feligrés en una época donde la denominada
limpieza de sangre y ser cristiano viejo -sin antepasados de otras re-
ligiones o conversos- era muy importante. De otro, era más fácil lle-
var un mejor control contable en el momento de gestionar el cobro
de impuestos, especialmente los diezmos, a los que la Iglesia tenía
derecho.
El hecho de nacer ya generaba tantas obligaciones para los
padres como derechos para el concejo o el señor jurisdiccional y la
iglesia local. Pero era el matrimonio el que más ingresos proporcio-
naba ya que los contrayentes debían demostrar su adscripción a la


bautismo. También que no hubiera algún impedimento social, legal
o familiar que lo imposibilitara, siendo las dispensas por consangui-

ordinario. En cambio, la muerte apenas si generaba ingresos para las
parroquias salvo el de los derechos de entierro y los emolumentos
1
de su familia, provocaba la petición de Misas por su alma o la deter-
minación de legados testamentarios.
-
tólica enterrarse en el interior de sus lugares de culto buscando los

mártires y de sus reliquias. “Los mártires nos guardan […], a nosotros
que vivimos con nuestros cuerpos, y nos tomas a su cargo cuando he-
mos dejado nuestros cuerpos. Aquí nos impiden caer en el pecado, allá
2. Las clases sociales más acomo-
1 Vidal, 1961, pp. 123-129 y 155-164. Ya el primer Sínodo de la diócesis de Orihuela,
celebrado en 1596, se ocupó entre otras cosas de regular los llamados derechos de
sepultura. Así, prohibió los enterramientos después del rezo del Ángelus y los clandestinos,
que los clérigos ayudasen a trasladar los cadáveres, salvo que se trate el de un compañero
      
aranceles para toda la diócesis. En el segundo Sínodo diocesano, 1600, se revisaron al alza
estos aranceles.
2 Philippe ARIÈS, 1983, p. 36. Este texto desarrolla con, en mi opinión, gran acierto una
sistematización sobre las diferentes formas que han tenido las distintas culturas de

morales ni religiosas.
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dadas lo harían próximas al presbiterio o en capillas, criptas o se-
pulcros individuales o familiares. Y conforme se alejaba la sepultura
de estos lugares principales era indicio de poca riqueza e importan-
cia. Para los que nada tenían su funeral era celebrado por caridad.
Son los enterramientos por Amor de Dios.
Durante los siglos XIII a XVII existió una zona destinada a
cementerio de la parroquia de Santa Catalina Virgen y Mártir, úni-
ca parroquia en Caudete hasta 1950. El espacio tenía su fachada y
entrada por la calle de La Canal, una casa a la izquierda, el templo
a su derecha y su sacristía era el linde trasero. Este cementerio dis-
ponía de varios osarios donde se depositaban los restos de los ca-
dáveres de las criptas y sepulturas del interior del templo pues era
costumbre efectuar periódicamente mondas o limpias generales de
las sepulturas cuando la necesidad de espacio para nuevos sepelios
imponía su desalojo3
al vaciado de fosas antes de introducir nuevos restos. Los suicidas,
ajusticiados y desconocidos de los que no constara su religión reci-
bían sepultura en un sector apartado del cementerio, al igual que los
conversos y esclavos.
Hasta hoy no hay constancia en Caudete de cofradía peniten-
cial o devocional alguna que asegurase el enterramiento de los más
pobres. Es muy posible que sus cadáveres fueran enterrados en el
cementerio mediante la acción conjunta del concejo, que facilitaba
gratis el enterrador, y la parroquia, que aportaba una fosa y un bre-
ve responso4. Todas las personas sin recursos para costearse una
sepultura propia o para pertenecer a una cofradía que asegurara
su inhumación en el interior de un templo, ya fuese en la iglesia de
Ntra. Sra. de El Carmen del convento carmelita de San José o en la
3 Las mondas generales, la exhumación y el traslado de cadáveres solo fueron prohibidas
en 1851. Hasta entonces el traslado de huesos y reducción de restos, estuvieran secos
o no, se podía realizar en cualquier tiempo y momento, aunque se recomendaba que se
efectuasen en invierno y a primeras horas de la mañana.
4 El 2 de septiembre de 1751 el ayuntamiento contrataba un nuevo hospitalero para el
de San Diego y entre sus ocupaciones estaba la de estar “obligado a abrir las sepulturas a
todos los Pobres de solemnidad asi forasteros como de esta Villa, sin paga alguna” (Archivo
municipal de Caudete, AMC, Libro 6 de actas capitulares, s/p).
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parroquia de Santa Catalina, eran enterradas en los vasos o criptas
que el concejo disponía en esta última5.
En cambio, sí aparece que la fábrica6 disponía de un ataúd
que alquilaba a la familia del difunto o a la cofradía en el caso de
que perteneciera a alguna, para su traslado desde el domicilio hasta
el templo y luego a la sepultura. Después el cadáver se enterraba
con un sudario de tela, de mejor o peor calidad según la disposición

un almacén anexo al cementerio junto con los útiles para abrir las
sepulturas y bajo responsabilidad del sepulturero7. En tiempos de
prosperidad económica siempre algún feligrés pedía ser enterrado
amortajado con un determinado hábito8 y solo los muy pudientes
solicitaban un ataúd con tapa o forrado de diversas telas, especial-
mente a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Eso sí, con la pre-
5 El sepulturero o enterrador debía “de habrir las sepulturas que cualquier vezino le mandara
abrir para enterrar los cadaveres, pagandole tres reales de vellon cada uno, y despues de
enterrados, ha de ser obligado el suso dicho a cubrirlos de tierra, como tambien a quitar y
 (AMC, Libro 6
de actas capitulares, s/p).
6 Por fábrica hay que entender un fondo de dinero y contabilidad que llevaban las iglesias
destinado únicamente para su mantenimiento, reparaciones o ampliaciones, y también a
costear los gastos del culto divino.
7 En el inventario de 1568, primero que he conocido, ya aparece “una caxa para los difuntos”,
aunque su uso era anterior (Archivo parroquial de Santa Catalina, APSC, Libro de cuentas
de fábrica y visitas, 1500-1595, f. 107v). En su testamento de 1782 el rector Cristóbal
Antonio Marín y Malla ordenaba que “es mi voluntad que mi cadaver sea enterrado sin
ataud, pero para llevarle á enterrar quiero se me haga un Ataud con quatro Asas de Yerro,
sin tapa, y sin aforro alguno, si solo dado un color ordinario nuevo, ó negro, el qual concluido
mi Entierro, sepultado ya mi cadaver, se buelba á la referida Parroquia, en la que se guarde
en lugar destinado para ello, el que sirva unicamente para los Pobres que mueran en el
 (Archivo
histórico provincial de Albacete, AHPA, Caja 3776, ff. 110r a 117v). En 1849 todavía existía
la costumbre de que la parroquia prestara un ataúd a la familia del difunto. Este año la
fábrica gastó “ y otros 77 reales “por
jornales y material para hacer una casita en el cementerio para colocar el ataud, mesa y
, en el cementerio de Santa Ana (APSC, Libro de cuentas de
fábrica de Fábrica, 1805-1905, ff. 126r y 127r).
8 Los hábitos o túnicas más solicitados eran el de la Virgen del Carmen, con y sin capa, y el
de San Francisco. También hay hábitos de Santa Rita y “de Ntro. Pdre. Sn. Fco. de la Villa de
. Caso aparte es el de Francisco Requena Exea que pide ser “amortajado con Abito
de Ntra. Señora del Carmen y de la tercera Orden de Ntro. P. Sn. Fco. de esta Villa, poniendo el
del Carmen debajo y el de Sn. Franco. encima y con  (AHPA, Caja 3775,
ff. 125r a 128v). Los modestos pedían sus propios trajes o vestidos, y los más humildes o
pobres nada prevenían pues solo se llevaban las únicas ropas de que disponían.
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caución que sugiere Ángela Algarra Golf de “que su cuerpo cubierto
y Amortajado con el Abito de Ntro. Padre San Francisco de los de la
Tercera Orden de esta Villa y con ataud, pudiendo caver este por la
boca del Baso, sea sepultado en la Yglesia del Convento de Carmelitas
Calzados, o con la advertencia de María Conejero Rey que pide “un
9.
Castillo e iglesia de Santa Catalina, hacia 1950.
Asociación de amigos de la Historia caudetana
La última ampliación del templo parroquial de Santa Catalina
había ocurrido en 1508 cuando el canónigo Herrero, actuando como
visitador del obispo de Cartagena, diócesis a la que pertenecía Caude-

que “conforme a la obra de la iglesia, que se haga una arcada hacia la
  10
sin importar que implicaba el traslado de todo el presbiterio con el
altar mayor y su retablo. Era la única posibilidad porque por su lado
derecho existe una calle que comunica el castillo con la población
y por el izquierdo hay otro problema que lo impide: el cementerio.
El terreno por ocupar es parte de un huerto, propiedad de la parro-
quia, tapiado y abancalado para adaptarse al desnivel existente y
9 APSC, Libro 5 de cláusulas testamentarias, f. 50v y AHPA, Caja 1671, expediente 11, ff.
15r a 17v.
10 APSC, Libro de cuentas de Fábrica y visitas, 1500-1595, f. XIr.
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su límite posterior es una honda acequia que conduce el agua de la
cercana balsa con la que se riega. Estas obras de construcción pue-
den darse por concluidas en 1532, aunque el 27 de mayo de 1531,
con ocasión de la llegada de otro visitador del obispo de Cartagena
Bernardo de Andújar, obispo de Tagaste, se consagró el nuevo altar
mayor11. En 1550 se inicia el abovedamiento de la nave del templo
con cinco tramos de bóveda de crucería estrellada con terceletes, de

los contrafuertes en el lado del evangelio, izquierda entrando, y al
arreglo de los otras tres existentes en el lado de la epístola, derecha.
Los trabajos de adorno y decoración se consideran terminados en
1556 cuando se concluye el nuevo retablo “de pincel con puntas do-
con “un sagrario
12
prolongaron unos años más por un grave incumplimiento del maes-
tro alarife.
En 1572, perteneciendo Caudete ya al obispado de Orihuela,
el clero exponía que “por cuanto en la Iglesia ay necesidad de estar
enladrillada y porque con las sepulturas y enterramientos que en ella
-
llada y se tiene entendido que los Justicias y Jurados solicitan de hacer
esta obra haciendo dos vasos con quatro bocas muy buenas para que
 y se concede “siem-
pre que no dexen de pagar a la fabrica lo que se suele pagar por los
que en esta Iglesia se entierran13. Es en 1583 que la fábrica de Santa
11 Era obispo de Cartagena Mateo Lang de Wellenburg, cardenal de Sant´Angelo y de Albano
(Ayllón, 2019, p. 49).
12 APSC, Libro de cuentas de fábrica y visitas, 1500-1595, ff. 80v y 86v. En 1588 se instala
el órgano y se paga el primer plazo de su precio, y entre 1589 y 1590 se liquidaría la deuda
(APSC, Libro de cuentas de fábrica y visitas, 1500-1595, ff. 157v, 167r, 167v y 170r). Este
retablo fue sustituido en 1701 y dorado en 1717 (APSC, Libro de cuentas de fábrica, 1523-
1848, f. 124r y Libro del Erario de Santa Catalina, f. 3v). Los arcos que hoy existen en cada
contrafuerte fueron abiertos en 1870, por lo que en estos años las capillas eran un espacio
perfectamente delimitado con un único acceso desde la nave central. El altar estaba sobre
el recio muro, más ancho, y es muy posible que en las dos paredes laterales se colocaran
otras imágenes de bulto, cuadros o láminas (APSC, Libro de cuentas de fábrica de Fábrica,
1805-1905; f. 159v).
13 APSC, Libro de cuentas de fábrica y visitas, 1500-1595, f. 116v. Una nota marginal aclara
que estos dos vasos o criptas están  y en el folio 221r se añade que son “los vasos

Joaquín Mollá Francés
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gina 105
Catalina realiza una profunda reforma en los vasos de los que dispo-
ne en el interior. Se pagan , sacar la
tierra y a un carro con caballería para llevársela, además de capazos
y cuerdas. Por último, se encarga al maestro cantero Pedro Ortín la
construcción de 14.
Durante la última mitad del siglo XVIII los más pudientes
de Caudete compraron derechos de sepultura y fundaron capillas
en la iglesia de El Carmen del convento de San José, de la orden de
los carmelitas calzados, ante la imposibilidad de poder hacerlo en
el interior del templo parroquial por falta de espacio. En cambio,
nadie se pudo enterrar en la iglesia del convento de la Inmaculada
Concepción de los capuchinos por estarlo expresamente prohibido
en su Regla y Constituciones: “Que en nuestros Conventos no se de
sepultura à muertos, sino quando fueren tales, que por pobreza no hu-
biese quien los enterrase, que en tal caso se han de abrir las entrañas
de la caridad, y enterrarlos con licencia del Ordinario. […] Se prohíbe
el aver sepulturas para seglares en nuestras Iglesias, […], y los Frailes
visitando seglares enfermos, guardense no solamente de inducirlos à
que se entierren en nuestros Conventos, sino que aun pidiendolo ellos,
15.
Al principio del siglo XVIII la iglesia parroquial de Santa Ca-

tramos por cuatro grandes contrafuertes que, a su vez, formaban ca-
pillas. El primer tramo, a los pies, se encuentra ocupado por la torre
campanario, un coro elevado y alojaba la única entrada al templo.
El segundo, tercero y cuarto son idénticos y albergan una capilla en
cada lado. En el quinto y último acoge el presbiterio y la entrada a la
sacristía, que sobresalía de la línea de fachada lateral. En el lado de
la epístola, derecha entrando, se encontraban las capillas de San Mi-
guel, del Santo Cristo y de la Virgen del Carmen, en el lado del evan-
gelio están el altar de San Ramón con la Virgen del Rosario y las ca-
pillas de Las Almas, de la Virgen de la Asunción o de la Encarnación
y la de San Joaquín y Santa Ana. Salvo en la de San Ramón, las otras
14 APSC, Libro de cuentas de fábrica y visitas, 1500-1595, ff. 135v y 136r. No se indica el
lugar, pero debe de tratarse de la nave principal. La anotación está en valenciano.
15 CONSTITUCIONES, 1644, p. 20.
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capillas albergaban un lugar para el enterramiento de sus patronos,
unas con cripta y otras con fosa o fosas. También disponían de lugar
para el enterramiento, quizás una o varias sepulturas o fosas, los
altares de la Virgen del Socorro, Nuestro Padre Jesús y del apóstol
Santiago. Mención aparte por su importancia merece el altar de la
Virgen del Rosario que debió de tener un gran lugar de enterramien-
to, quizás dos, por los muchos cofrades que lo solicitan. Además, los
presbíteros de la parroquia disponían de su propio espacio, y gratis,
“en el Sepulcro de los Sacerdotes que esta en el plano de la Capilla
16. La construcción de estos vasos o criptas no colmató el es-
pacio disponible en la nave, sino que existían otras fosas, unas priva-
das y otras de la fábrica, como es el caso del escribano y secretario
del cabildo José Rey de Medina que pidió ser enterrado “en una delas
sepulturas que ay baxo delos asientos que tienen los Alcaldes y Rexido-
res de ella [de Caudete]. También
el de Diego Marín, padre del presbítero Cristóbal Antonio Marín Ma-
lla, que recibió sepultura “en esta parroquia, a la entrada y Pies dela
17. María Bañón Ángel quiso reposar en “la
sepultura que tiene al pie dela columna que divide las capillas de el

y Eugenia Ruiz Algarra, doncella, que testó que “su cuerpo cubierto y
amortajado con Abito y capa blanca de Ntra. Sra. del Carmen y puesto
en Atahud forrado en negro sea enterrado en la Yglesia Parroquial de
esta Villa en la Nave de ella, inmediato âla columna que media entre
las capillas de la Encarnacion [también llamada de la Asunción, con
una imagen del Niño]. Juan José Carratalá Más pidió
“la quinta sepultura que ay como entramos en la Linea de enmedio,
en dicha Iglesia Parroquial, en la cual esta enterrado su difunto Padre
; y Franco Bañón quiso ser “sepultado en la
Iglesia parroquial de la misma, en la sepultura de los Bañones que esta
en la Capilla de Ntra. Sra. del Carmen y del SSmo. Chisto de dicha Iglesia
 Que
16 AHPA, Caja 3750, expediente 1, ff. 23r a 26v.
17 APSC, Libro 4 de cláusulas testamentarias, ff. 122v y 123r y ff. 113v a 115r. Además, por
el testamento de Cristóbal Antonio Marín sabemos que este último sepulcro fue autorizado
por el obispo Juan Elías Gómez de Terán previo pago de 30 Libras al fabriquero de Santa
Catalina.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 107
no es la misma de Ignacio Bañón Torres “que esta bajo el pulpito de la
18. También en una misma capilla hay diferentes sepulturas

“la Capilla de Nuestra Señora dela Encarnacion, enel Baso de Joaquin
 o Pedro Olivares Navarro que se pide la “sepultura de


desea ser enterrado “en la sepultura que hai inmediata â la Pilastra,
ô Columna que divide la Capilla intitulada del Santo Chisto propia de-
los Benito, dela Capilla intitulada de Ntra. Sra. del Carmen, propia de-
19. Y Onofre Conejero Vinader desea rentabilizar su do-
nación solicitando “una delas sepulturas que en ella [parroquia] hai
vacantes, que estan junto a la de los huescas, inmediatas ala pila de
agua vendita dela puerta falsa, Y alos vasos dela fabrica; de que se me
20.
Otros poseen una sepultura o vaso propio, como son Felipe
Ángel Samateu y Juana Ángel Figuera, esposos, que serán enterra-
dos “en el Vaso que tenemos propio de nuestra familia en la capilla de
. El también matrimonio formado por Pedro
Gallur Díaz y Vicenta Mª Algarra piden que “sus cuerpos sean sepul-
tados en la sepultura propia que tenemos y poseemos en la Capilla que
21. Y José Díaz Vinader solici-
tó que “mi cuerpo sea llevado y enterrado en el baso y entierro donde
tengo derecho en la Capilla de los Diaz con la vocacion del Señor San
22. En el último tercio del siglo XVIII se generaliza
18 APSC, Libro 4 de cláusulas testamentarias, ff. 233v a 234v; Libro 5 de cláusulas
testamentarias, ff. 398r a 400r; Libro 4 de cláusulas testamentarias, ff. 52v a 53r y ff. 54r a
54v; y AHPA, Caja 3756, ff. 20r a 20v.
19 AHPA, Caja 3754, ff. 25r a 27r; Caja 3757, ff. 3r y 3v; AHPA, Caja 3762, ff. 44r a 47v.
20
situada frente a otra en uso para mantener una simetría. No la he logrado localizar en el
plano, aunque tuvo que ser próxima o inmediata a la puerta principal (AHPA, Caja 3750,
expediente2, ff. 39r a 41v).
21 AHPA, Caja 3753, ff. 8r a 10v y Caja 1669, ff. 27r a 29v.
22 Archivo histórico de protocolos notariales de Yecla, Legajo 160, expediente 4, ff. 48r
a 49v. Por su testamento de 3 de mayo de 1707 José Díaz declara ser de Caudete, pero
gravemente enfermo en la de Yecla (Murcia). Posiblemente José se refugió en la localidad
vecina de Yecla como consecuencia de la Guerra de Sucesión o de la más inmediata batalla
de Almansa.
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gina 108
entre los más pudientes el pedir ser enterrado con hábito y ataúd,
y se deja a la voluntad de los respectivos albaceas el lugar de ente-
rramiento23.
Planta del castillo con todas las casas aún adosadas, año 2000.
Plano: M. I. Ayuntamiento de Caudete

1.550 metros cuadrados. Es de planta poligonal irregular y presenta
23 No he localizado ningún estudio sobre las costumbres funerarias de esta zona y época
que pueda explicar este comportamiento. En cambio, recomiendo la lectura de Benito
BAILS, 1785, y Fr. Miguel de AZERO Y ALDOVERA, O.C., 1786, pues estos textos ofrecen
una visión sobre las diferentes formas de asumir la muerte durante la historia de las
diferentes culturas mucho más amplia de la que aquí desarrollo, además de enunciar.
Por desgracia el Archivo de Santa Catalina ofrece escasos datos pues el último libro de
cláusulas testamentarias que se conserva termina con el sepelio de Lucía Ana Rey Algarra
el 24 de marzo de 1788 y el primer libro de defunciones empieza el 17 de agosto de 1826
con la anotación del fallecimiento de Francisco Richarte Herrero. El Archivo municipal
tampoco ayuda a aclarar este asunto pues en sus libros de actas capitulares nada aparece.
Quizás la utilización de ataúd fuese una moda durante un periodo de bonanza económica
o una simple precaución para evitar la dispersión de los restos durante las cada vez más
frecuentes mondas, pero el caso es que su uso se generaliza en Caudete, solo entre los
económicamente más pudientes, a partir de mitad del siglo XVIII.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 109
gruesos muros de tapial con refuerzos de albañilería en algunos pun-
tos. La muralla exterior que se conserva es totalmente de mampos-
tería gruesa e irregular trabada con mortero, con una altura media
de unos 6 metros, aunque en algunos puntos llega a los 8,70 metros.
Se levantó en una pequeña elevación natural junto a una rambla y
sobre una construcción anterior de origen almorávide o almohade
de mitad del siglo XII, con reformas y ampliaciones en el XIV y XV.

de un adecuado mantenimiento, tanto que a mitad del XVII comen-
zaron a formarse huertos al pie de su alambor que se aprovechaban
del agua cercana24. Ya bien iniciado el siglo XVIII parte de estos cer-
cados se dividieron para construir casas y a mitad de siglo aparecía

por el callejón del Castillo, hoy calle de igual nombre y donde se
mantenía el ingreso al ya ruinoso recinto militar; por poniente con
más casas con acceso desde la calle del Castillo, actualmente jardín y
calle Miguel Martínez; por el sur con dos huertos con entrada por el
camino de la Canal, hoy jardín de los Reyes Católicos y calle General
Lasala; y por levante con un ensanche destinado a lavadero pero sin
construcciones y un huerto25. Además, entre la calle Las Parras, hoy
Abadía, y el callejón del Castillo existía un callizo de trazado irregu-
lar, llamado de la Mota por tener una mota o partidor de aguas de
la acequia que alimentaba el cercano lavadero y permitía el riego de
los huertos más bajos adosados a este castillo y del de otras casas
del casco urbano, y de algunos de los campos del Moto antes de ba-
jar al Real, al que daban algunos postigos de ambas calles26.
24 DOMÉNECH Y MARCO, 1995, s/p; y PÉREZ, 2002, pp. 152-156. De los castillos de las
poblaciones contiguas a Caudete el de Yecla (Murcia) había sido derribado a principios
del XVI. A mitad de este mismo siglo los castillos de Almansa y Villena (Alicante) también
se encontraban abandonados, aunque fueron reactivados en las sucesivas guerras, y el de
Chinchilla había perdido su importancia militar y era usado como prisión o cuartel.
25 Posiblemente sea el huerto de Carlos Castell, vecino de Elche, pero no lo he podido
               “un
Huerto zercado con una Herrada de Agua para su riego que alinda con el Castillo de esta

(AHPA, Caja 3660, ff. 16r. a 16v y Caja 3752, ff. 83r a 88v).
26 AMC, Libro 9 de actas capitulares, s/p. Este callizo fue vendido por el Ayuntamiento a
varios vecinos colindantes a principios del siglo XIX.
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gina 110
El 29 de enero de 1724 y por la fábrica de Santa Catalina “sele
hizo gracia […] âel dicho Mossen Esteban Garcia Presbitero y a An-
tonio Gracia y Joseph Garcia sus hermanos, para si y para todos sus
descendientes por línea masculina de una sepultura en la Iglesia Pa-
rroquial dela Sta Cathalina Virgen y Martir deesta dicha Villa, entre
los Basos dela Fabrica y sepulturas de los Richartes y de los Vinaderes,
dandoles âlos referidos tres Hermanos el Dominio y el Uso de dicho si-
tio de Sepultura con todas las facultades y derechos que gozan los que
tiene semejantes sepulturas; con la obligacion de fundar una Dobla
en dicha Iglesia Parroquial el dia de Ntra Sra de los Dolores y corres-
ponder cada un año con veinte Sueldos para su celebracion. […] Y po-
niendo en execucion y cumplimiento los espresados mandatos, otorga
el expresado Mossen Esteban Garcia que funda la referida Dobla sobre
un Huerto que tiene cercado contiguo âel Castillo deesta Villa, Y alin-
da con la zequia que viene âla Calle de las Parras, y con el Camino que
27.
En 1734 Dorotea Reus, viuda de Vicente Prats, vendía al sacer-
dote Pedro Ángel “una casa de avitacion y morada que yo y el dicho mi
marido, hemos hecho y fabricado en la falda del Castillo que hai en ella;
linda con casas de Cosme Olivares y de Francisco Gracia y las espaldas
con dicho Castillo y afronta por delante con el huerto de la casa de Don
 28. Francisco Cebriá Armengol era dueño, desde
1724, de una casa “franca, libre y sin carga alguna con varios valco-
nes de Yerro i un huerto anexo a ella con media Herrada de agua para
su riego de quince dias, y detanda, que hace frente a la Plaza Mayor de
esta Villa, y esquina hacia la torre de la Yglesia, y callejon, que sube al
Castillo y por la otra parte alinda con casas de habitacion del vinculo
de Francisco Herrero y por la espalda con las casas nuevas que se han
29.
27 APSC, Libro 3 de Cláusulas testamentarias, ff. 232r y 232v.
28 AHPA, Caja 3752, ff. 17r a 18r. Este matrimonio era natural de Novelda (Alicante), pero
residían en Caudete desde, al menos, el 5 de febrero de 1730 cuando nació su hijo Juan
Bautista. El 6 de julio de 1732 nacería su otra hija Rosa María (APSC, Libro 5 de bautismos,
f. 282v y 315r).
29 APSC, Libro 3 de Cláusulas testamentarias, ff. 234r a 235r. La familia Cebriá, o Cebrián

perteneció Caudete, donde disfrutaban de un importante patrimonio vinculado. Una
rama secundaria se estableció aquí cuando Jerónimo Cebriá Benlloch casó en 1687 con
Raimunda Armengol Minuarte, quien poseía un vínculo o mayorazgo con tierras en Caudete
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 111
Pero fue más la necesidad litúrgica de disponer de una ca-
pilla de Comunión que la de acoger a la creciente feligresía la que
aconsejó la ampliación del templo de Santa Catalina y ya desde
principios del siglo XVIII que su fábrica comienza a realizar econo-
mías para costear la obra. La primera referencia a esta intención de
acumulación de capital para acometer la construcción es del 28 de
noviembre de 1736, cuando el fabriquero mosén Bartolomé Ruiz
anota la entrada de 40 libras y 7 sueldos “que devia cobrar de los S.S.
Reverendos por la cantidad que tomaron del dinero de la Capilla de la
 y luego, el 1 de septiembre de 1738, “se sacaron del Ar-
chivo de esta Iglesia diez y ocho Libras de las que estaban depositadas
en el para el pago de la Obra de la Capilla de la Comunion, las que se le
prestaron al Revdo. Clero para comprar un vancal en Bogarra de Fco.
30.
Durante los primeros años de este siglo España padeció la
llamada Guerra de Sucesión, 1701-1713, y Caudete sufrió varios sa-
queos, ocupaciones y requisas que dejaron su economía y a sus ha-
bitantes totalmente exhaustos. Además, desde 1710 el rey Felipe V
eliminó su autonomía y la convirtió en una aldea de Villena hasta
1738 que recuperó su independencia municipal después de un largo
y costoso pleito. Y es precisamente en estos años de estrechez y po-
breza cuando la parroquia y su fábrica deciden emplear ese ahorro
en afrontar la ampliación del templo.
Si bien la parroquia ya disponía de fondos con los que prin-
cipiar la obra y que el proyecto era construir una gran capilla anexa
al cuerpo principal por el lado del evangelio, izquierdo, pero aún te-

y económicas pues quedaron muy maltrechas a consecuencia de la Guerra de Sucesión,
donde Francisco militó en el bando borbónico ganador y su hermano Gaspar llegó a
“comandante de un regimiento de corazas del ejército del señor emperador [Archiduque
Carlos de Austria] y le acompañó al exilio.
30 APSC, Libro del Erario de Santa Catalina, f. 11v y 141r. Sobre el proceso de creación,
desarrollo y construcción de capillas de la comunión o del sagrario en España recomiendo

del espacio en la arquitectura española y portuguesa a raíz del Concilio de Trento, Anuario
del departamento de Historia y Teoría del Arte, (3), 43 - 52. Y para la diócesis de Orihuela
a CAÑESTRO DONOSO, A. (2015) Arquitectura y programas artísticos en la provincia de
Alicante durante la edad Moderna. Madrid: CSIC. La libra era una moneda valenciana que se
dividía en 20 salarios o sueldos o 240 dineros. Es decir, 1 libra valenciana son 20 sueldos
y 1 sueldo son 12 dineros. Y 1 dinero de Valencia equivalía a 1,65 maravedíes de Castilla.
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

documento que indique que ese cementerio estuviera colmatado o en
desuso, más bien al contrario. El proceso de clausurar un cementerio
después de tres siglos de utilización sería lento y laborioso. Primero
tuvo la parroquia que acondicionar un nuevo terrero para después
dejar pasar un plazo prudencial de tiempo para que los cadáveres
terminaran su proceso natural de descomposición antes de proceder

1740 Pedro Gallur y Pablo Berdu Alcaldes ordinarios, Cosme Algarra,
          -
nen el Ayuntamiento […] Dijeron que por el Dr. D. Fernando Martinez
Rector y Vicario foraneo de la Iglesia parroquial de esta dicha Villa [de
Caudete] se ha puesto memorial diciendo que en años pasados se le
permitio al Dn. Francisco Ortuño su anterior [rector] el que en las es-
paldas del huerto de la dicha Iglesia se construyese un fosar o cimen-
terio por ser preciso que el que la Iglesia tiene se evacue para la cons-
truccion de [una]
en virtud de lo cual, el dicho D. Ortuño principio a cavar el referido sitio
y gasto muchos dineros de la referida Iglesia; Y queriendo al presente
mas necesario destinar dicho cimenterio para poner los huesos de los
cadaveres que sacan dela Iglesia con la ocasion del enlosado y sepultu-
ras que se construyen nuevamente y cuerpos que aun no estan del todo
corrompidos; por lo cual suplican se le diese permiso y facultad para
que se hiciese dicho cimenterio en el referido sitio falda del castillo con-

a los vecinos. El cual dicho Memorial, habiendolo remitidos sus Muni-
cipalidades Al Dr. Dn. Gabriel Perez Abogado de los Reales Consejos en
la Villa de Biar, su Asesor para si sele ofrecia algun reparo sobre la ce-
sion31 del establecimiento que se pide, por su carta respuesta de veinte
y siete del pasado mes de Noviembre, Dice no ofrecersele cual pueda
31
tercero o cesionario, que la recibe y la hace de su dominio. Nunca se entrega la propiedad,
que la sigue manteniendo el cedente. En este caso, el municipio tuvo derecho a la reversión

cedente la entrega en el plazo de un año. Al no producirse ni la entrega ni la reclamación
el cesionario, la fábrica de Santa Catalina, inicia los plazos para adquirir la propiedad por
usucapión, como así ocurrió.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 113
haber el menor incombeniente, en atencion a que si por el tiempo Su
-
tio, mandara derruir todas las obras que le embaracen sin embargo
de dicha concesion; Por en vista de todo, sus Municipalidades conce-
dian y concedieron en quanto pueden y deben a la referida Iglesia el
sitio que se pretende por su Rector y para cimenterio de ella en esta
forma: Que la Cerca de dicho cimenterio a de empezar a correr y for-
marse desde la punta de arriba del Puente del Callejon del Castillo,
dejando pasadizo [a la] orilla de la Azequia de suerte que esta quede
libre y desembarazada, y a su orilla, lugar bastante para que pueda
pasar la gente y una caballeria cargada sin embarazar a las que esten
labando; Y que dicha Cerca, o Pared llegue desde la parte de arriba
de dicho Puente con el expresado paso franco hasta la frontera de la
medianera del corral de Diego Hernandez y herederos de Joseph Gra-
cia, Y desde alli linea recta hasta la entrada de dicho Castillo, y [se]
sirviese del [de él] esta Villa quando le convenga; Y que la anchura
de la subida a de ser desde la pared del huerto de Juan Estevan Gar-
cia hasta la medianera referida de Diego Hernandez y herederos de
Joseph Gracia; Y desde la orilla de dicha Puerta, entrada del Castillo,
a de tener obligacion la fabrica de dicha Iglesia correr un pedazo de
Pared, mirando a Levante, sobre sus fundamentos [cimientos del cas-
tillo], para que no puedan subir desde el cimenterio al dicho Castillo;
Y en esta Conformidad hicieron dicho establecimiento y concedieron
la referida licencia; mandando asimismo se derrive la Pared que esta
junto el puente de la Canal para tener comunicacion con el Callejon de
la Iglesia, como estava de antes32.
32
cuadrados. Me sorprende la previsión de tener que construir una pared que impida el
acceso a la parte superior. Quizás el lienzo de muralla que existiera ya estaba derruido o es
que nunca se reparó o construyó. Lo que extraña es la minuciosidad con que se describen
las obras a realizar, lo que se debe no tanto a asegurar el correcto servicio del lavadero
público sino a que se trata del huerto de Juan Estevan García, dueño de importantes
propiedades y destacado miembro del concejo local, del que fue regidor, síndico y alcalde.
En este huerto, además de tener derecho a regarse cada quince días por tanda del agua
de Arriba, Juan Estevan construyó en 1769 una balsa “en la esquina de la calle del Castillo

 Esta fuente
la habían pagado los “vecinos que havitan enlas Calles de Arriba delas Quatro Esquinas dela
Calle las Parras (…) mediante a lo extraviado y penoso que les era à los vecinos de el [él] el
acudir â tomar Agua para
3771, ff. 24r a 25v).
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Pero este grandioso proyecto sufrió un inesperado revés tras
ser designado en 1738 Juan Elías Gómez de Terán como obispo de
Orihuela, diócesis a la que pertenecía Caudete. Durante su primera
visita vio el prelado la necesidad de renovar completamente la er-
mita de la Virgen de Gracia y las gestiones iniciales comenzaron en
1739 encargando al carmelita fray José Alberto Pina las trazas del
-
ción. Dispuso el obispo que nombraría dos comisarios, los sacer-
dotes Luis Golf Corredor y Antonio Conejero Ruiz, y que el Cabildo
eligiese otros dos, José Gimeno y Francisco Golf, para llevar la direc-
ción de toda la obra y la recaudación y gestión de fondos.
Izquierda: Retrato de Luis Golf Corredor, Pbro., que existe en el Salón de Plenos
del M.I. Ayuntamiento de Caudete, año 1738. Derecha: ampliación donde se observa el
templo de Santa Catalina y la capilla de la Comunión. Aun no se habían construido el
crucero, cúpula, presbiterio y sacristía. Justo detrás, aparece el castillo en ruinas.
Juan Requena Olivares.
Con seguridad que el comienzo, el 29 de septiembre de 1741,
de las obras de la nueva ermita de la Virgen de Gracia interrumpió el
inicio de las otras programadas en la parroquia, retrasándolas hasta
casi la bendición de aquella en 1758, aunque se continuaron reali-
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 115
zando preparativos, con más intensidad conforme aquella ermita se
concluía. Así, no fue hasta el 25 de noviembre de 1754 que Cosme
Amorós Martí y su hijo Juan José Amorós Molina vendieron “al Reve-
rendo Clero de la Iglesia Parroquial de esta Villa de Caudete […] una
casa de avitacion y morada […], la cual está situada en la falda del
Castillo de esta dicha Villa y Callizo que sube por dicha Iglesia Parro-
quial en derechura a dicho Castillo y linda con casas de Blas Navarro,
maestro herrero y Abdon Benito de Gabriel, vecinos de esta Villa y por
la espalda con dicho Castillo […] en precio de ciento y nueve pesos de
moneda provincial33
casa y sería vendida a José Parra en 176734. En 1754 ya se había co-
locado en el interior del templo la nueva “Pila de xazpe de el Bautis-
 y el 1 de junio se estrenaba por el sacerdote Francisco Albertos
durante el bautismo de Francisco Antonio Sarrió Candela, nacido el
día anterior35.
-
gularizar el solar para la nueva construcción que don Cosme Joseph
Herrero Presbitero, natural y Vecino de la Villa de Almansa, y halla-
do al presente en esta de Caudete, digo: Que por quanto me hallo ac-
tual posehedor de la Capellania fundada por Mosen Domingo Herrero
Presrb. en la Parroquial Iglesia de Sta. Catalina de esta dicha V. [villa]
baxo la Ynvocación de Sr. Santiago, y siendo parte del capital de dicha
Capellania una casa de abitacion y morada, sita en lo poblado de esta
expresada V. y calle nombrada de la Canal, que linda al presente con el
Zimenterio de dicha Parroquial, casa de Joseph Martinez Parra sacris-
33 AHPA, Caja 3761, ff. 25r a 26v. En esta ocasión se utiliza el peso o real de a 8, una moneda
castellana. Cosme Amorós y su hijo Juan José Amorós compraron esta casa a Cosme Olivares
Martínez el 16 de marzo de 1749 quien, a su vez, la había comprado a “Silvestre Estebe, Ya
difunto, vecino que fue de esta referida Villa [de Caudete], la cual esta sita en la falda del
castillo de ella y callizo que sube por la Iglesia Parroquial en derechura â dicho castillo y linda
con casas de Blas Navarro maestro herrero, con dicho castillo y huerto de la casa de Carlos
 (AHPA, Caja 3760, ff. 16r y 16v).
34 AHPA, Caja 4184, ff. 61r a 62v. El precio de venta fue de 82 libras y 109 pesos el de
compra trece años antes. O la casa se había deteriorado mucho o se había ocupado parte

un importante descuento porque la propiedad se había depreciado al estar al lado de la
subida al cementerio.
35 APSC, Libro 6 de Bautismos, f. 265r. Por xazpe hay que entender jaspe, que en este caso

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tan y por la espalda con la sacristia dela misma Igla. cuya casa esta
sumamte. derruida y amenazando de su total ruina, haziendoseme
por ello repetidas instancias por el cura y clero de dicha Parroquial

conforme y de mi obligacion; Y puesto de estar para construirse la

con dicha casa y con este motivo expresandome dcho. cura y clero la
vendiese a data de censo a la fabrica de la misma Parroql. Iga. para
capacitar mas la mencionada Capilla de Comunion, de que resultaria
a dicha Capellania y Posehedores de ella notoria utilidad por asegu-
rar su redito anual sin las continxencias delos reparos que por lo re-
gular ocurren cada año y con la mayor de estar expuesta dicha casa a

perjuicio por la suspensión en parte de sufragios, Y siendo dicha pro-
puesta tan utilosa y que el valor de dicha casa, según tasación de peri-
tos es a lo sumo de doscientas Libras de moneda valenciana y el redito
anual de seis Libras siendo al mismo tiempo este mas favorable a di-
cha Capellania por seguro y sin continxencias, que no el de alquilarla
por siete u ocho Libras anuales con la obligación precisa de reparos,
por cuyos motivos he condescendido en dicha propuesta, y no pudien-
do llevarla a debido efecto sin que preceda licencia y decreto de su SSª
Ilma. puse memorial al Ilmo. Sr. Dn. Juan Elias Gomez de Theran obis-
po de esta diocesis de Orihuela haciendo relación de todo lo referido
y suplicandole me concediese dicha licencia, y habiendo precedido los
mas seguros informes, como tambien tasación de Peritos, se ha ser-
vido SSª Ilma. por su Decreto de veinte y dos del corriente mes y año

de Camara concederme Licencia para la venta de la nominada casa a
data de censo a la referida Fabrica […] y en virtud de dicha Licencia
[…] Otorgo que doy y vendo en venta real por juro de heredad, para
ahora y para siempre jamás, a data de censo a favor dela fabrica de
Sta. Catalina Virgen y Martir de la Parroquial Iglesia de esta expresa-
da V. y en su nombre asu fabriquero que de presente es [Lorenzo Rey
de Gracia, Pbro.] […] en precio de seis Libras de moneda valenciana
de pension y tributo en cada un año, siendo la primera paga que de
ellas a de hacer dicha Fabrica, y en su nombre su fabriquero, el dia
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 117
veinte y cuatro de Junio del año proximo viniente de mil setecientos
cincuenta y ocho36.
Aún compraría la fábrica de Santa Catalina otra casa, en 1774,
pero no para completar esta obra sino para acondicionarla para de-
pendencias auxiliares de la parroquia37.
Por otro lado, el 13 de junio de 1762 Antonio Conejero Ruiz,
Pbro., dispone su último testamento y previene que “a su Iglesia Pa-
rroquial se le den cien Libras de la enunciada moneda [libra valencia-
na], por una vez, las que por mis testamentarios se han de entregar
a su Rector que es o fuese, para que las distribuya segun su direccion
en la obra de la Capilla de la Comunion que se esta fabricando, o en
38. En 1765 puede considerarse terminada esta capilla
a falta de su decoración39, pero para comunicarla con el templo solo
se habilitó un sencillo paso o puerta pues para derribar el lienzo de
pared había antes que trasladar los dos altares y retablos allí exis-
tentes. Pedro Gallur Díaz quiso ser enterrado “en la sepultura que
tiene propia en la capilla del Señor San Joachim [y Santa Ana], oy

organo de la Parroquial Yglesi40. En 1774 ya se diferencia entre la
36 AHPA, Caja 3761, ff. 31v a 34r.
37 El 13 de diciembre de 1774 Francisco Algarra López vendía a “D. Fautino Herrero, Pbro,
como à fabriquero que es de la fabrica de la Sta. Catalina Virgen y Martir […] una casa de
havitacion y morada que tiene y posee por suya propia sita en el Poblado de esta Villa y en
la calle llamada de la Canal, lindante con casas de Antonio Bañon Angel y con casas de la
 (AHPA, Caja 4184, ff. 110r y 110v).
38 AHPA, Caja 505, ff. 39r a 45r. Antonio Conejero Ruiz fallecería el 13 de septiembre de
1762 y pudo enterrarse en la cripta de la capilla de la Encarnación del Divino Verbo de
Santa Catalina, donde todos los Conejero descendientes del matrimonio de Juan Conejero
Ruiz y Juana Golf Martínez Olivencia tenían derecho de sepultura. En cambio, pidió ser
enterrado en el carnero junto con los sacerdotes residentes anteriormente fallecidos.
39 Manuel Albertos Ángel, sacristán, dispone en su testamento de 23 de junio de 1765 de
“una casa de havitacion y morada situada en la Calle dela Canal, poblacion de esta Villa,
.
Esta casa había pertenecido al sacerdote Pedro Ángel y formaba parte de un vínculo o
mayorazgo con la condición expresa, entre otras, de no poder ser vendida ni permutada
nunca, salvo que se extinguiera la sucesión. Lo que no ocurrió (AHPA, Caja 3761, ff. 44r 47v
y Caja 3766, ff. 59r a61v).
40 AHPA, Caja 1669, ff. 27r a 29v. Ya en 1743 Pedro Gallur se había comprometido “como
Poseedor dela mitad de la Capilla que tengo en la Parroquial de ella vajo la proteccion de
Sr. S. Juachim en medio de las del Sr. San Tiago y Encarnacion” a pagar “â la fabrica de dicha
Parroquial […]
(AHPA, Caja 3758, ff. 15r y 15v).
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antigua capilla de San Joaquín y Santa Ana de la nave del templo y
la nueva de la capilla de la Comunión41. Y en 1782 Victoria Algarra
Íñiguez solicitaba ser enterrada “enla Sepultura que hai en ella, en
la Capilla que antes era de san Joaquin y áora sirve de entrada para
la Capilla de Comunion en cuia sepultura tengo dcho. por mi difunto
Marido [José Requena Roca]”42.
La primera disposición de una sepultura en este nuevo es-
pacio de la que tengo noticia ocurrió el 7 de enero de 1770 cuando
Fernando Albertos García y Jerónima García, cónyuges, piden ser
enterrados “en la capilla de Ntro. Padre Jesús y Ntra. Sra. de los Do-
43. Luego se producirían muchas más. El 31 de
agosto de 1775 fallecía Juan de Aguilar Cabreriza, sacerdote y paje
del séquito del obispo José Tormo, y también fue enterrado “en el se-
pulcro de Ntra. Sra. de los Dolores que esta en su capilla, inmediato a
. Y su situación la aclara Manuel Ángel de Ángel
cuando redacta su testamento y pide que “su cuerpo hecho cadaber,
cubierto y amortajado con Havito entero de Ntra. Sra. del Carmen y
puesto en Ataud forrado en negro, sea sepultado en la Iglesia Parro-
quial […] en la sepultura que hai enla Capilla de Comunion, inmediata
â la reja ô varandilla del Comulgatorio, que es la sepultura que se
44.
Al igual que hoy, en estos años pasados morir era gratis, pero
todo lo demás relativo a mortaja, ataúd, sepulcro, funeral y Misas
suponía un grueso desembolso que muchas personas no podían
afrontar o que menguaba bastante la posible herencia a repartir. Se
podía prescindir de muchos gastos declarando una modestia, real o

41 Gerarda Conejero Gallur, viuda de Luis Grau, pedía en su testamento de 30 de marzo
de 1774 ser enterrada “en la Capilla antigua del Sr. S. Joachim ó a la parte de afuera que
ay” (AHPA, Caja 4184, ff. 15r a 16v). En 1747 había fallecido Agustín Figuera Ximeno y
previno ser “sepultado en la Iglesia parroquial de esta villa, en la Capilla de Sn. Joachín, en

iniciado las obras (AHPA, Caja 3760, ff. 39r a 40v).
42 AHPA, Caja 3776, ff. 81r a 83v.
43 AHPA, Caja 1670, ff. 8r y 8v. Fernando falleció el 4 de abril de 1771 y Jerónima el 13 de
junio de 1773.
44 APSC, Libro 5 de cláusulas, f. 119r y ff. 426v a 430v. Esta capilla dispuso de mucho espacio
para enterramientos, quizás dos o más vasos. Manuel, además, establecerá un legado de
Misas en Santa Catalina y otro en El Carmen.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 119
algo a evitar. Por otro lado, el mantenimiento de las capillas y sepul-
cros resultaba muy caro y algunos patronos restringían los enterra-
mientos a su estricta familia mientras que otros los permitían por
simple caridad.
Ana Mª Benito Avellán, en mayo de 1741, quiso que su cuer-
po “cubierto con la ropa que hubiese en mi casa, sea sepultado […]
en el Baso de la capilla de los Benitos [capilla del Santo Cristo], si me
quieren acoger y si no en la sepultura o Baso que mis Albaceas elijie-
. Apenas tres semanas después Josefa Samateu Blanquer, viuda
de Manuel Benito Sanmateu, no tuvo problemas para ser enterrada
en esta capilla 45. En 1787
Isabel Mª Amorós Verdú pidió ser enterrada “en la Capilla de San-
tiago, la misma en donde fue enterrada mi difunta Madre, que en el
caso de que los dueños de ella no me lo permitan es mi voluntad que
dicho mi cadaver sea sepultado en la sepultura contigua â la nom-
brada Capilla en la Nave de la referida Parroquia permitiendomelo el
Rvdo. Cura Parroco de ella, y quando en ninguno de los dichos sitios
seme permita, es mi voluntad que mi cadaver sea enterrado en el con-
vento de los Padres Carmelitas Calzados Yntramuros de esta Villa en
la sepultura propia de la Cofradía de la Virgen del Carmen, como â su
[Diego
Algarra Villabenti]46.
Tomasa Figuera Sánchez pidió descansar “en la Capilla titula
de Ntra. Sra. del Socorro propia de la familia de los Golf y quando en
esta no pudiese ser por algun incombeniente es su Voluntad ser en-
terrada en la sepultura que eligiesen sus Albaceas47. Quien no tuvo
ningún problema fue Luis Golf Corredor, Pbro., cuando falleció en
noviembre de 1777. Pudo ser enterrado en la capilla de Ntra. Sra.
del Socorro, de su familia, pero en su testamento de 21 de enero de
1776 ordenaba “que quando su Divina Magestad fuese servido llevar-
le de esta presente vida a la eterna su cuerpo cubierto y rebestido con
45 AHPA, Caja 3757, ff. 15r a 16v y ff. 19r a 20v.
46 AHPA, Caja 3779, ff. 129r a 140v.
47 APSC, Libro 5 de cláusulas, ff. 401r a 403r. Tomasa creía tener derecho a ser enterrada
en esta sepultura por ser viuda de Manuel Golf Ocampo, patrono de la misma. El problema
podía venir al estar enterrado Manuel en la iglesia del convento de San José, en la sepultura
de la cofradía de El Carmen.
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las ropas y vestiduras sacerdotales de celebracion segun costumbre
y con Ataud sea sepultado en la Yglesia Parroquial de Santa Catali-
na Martir de esta referida Villa en el sepulcro ô carnero en donde se
. Es el 20 de
mayo de 1771 cuando el también sacerdote caudetano Salvador Ma-
“sea enterrado en el sepulcro propio de el
Revdo. Clero […]. Tam-
bién lega “cien Pesos a la enunciada Yglesia Parroquial â disposición
de dichos Señores Obispo y Rector” y otros 100 pesos para la ermita

aún restan importantes obras de decoración48.
Además, la fábrica de Santa Catalina había tenido la precau-
ción de construir nuevas criptas o vasos donde permitía inhumacio-
nes a cambio de un estipendio. En 1759 pide directamente Martín
Martínez ser enterrado “en uno de los sepulcros de la fábrica que ay
 ; en 1763 será Josefa Pérez y

1810 Jaime Ruiz Carrión ordenaba “que cubierto con Havito de Nues-
tra Señora del Carmen, y con Ataud, sele de tierra en la Yglesia Parro-
quial de esta Villa, en la sepultura donde tengo derecho situada al Pie
49.
Con el nuevo cementerio en la parte baja del castillo y las fosas
construidas dentro del templo quedaron cubiertas las necesidades
de la parroquia. La tapia nueva y la prolongación del callizo del casti-
llo a que obligaba el Concejo y, especialmente, el amplio jardín-huerto
garantizaban una distancia prudencial que evitaría molestias. Pero
fue la intención de prolongar la nave principal del templo que volvía
a acercar la iglesia parroquial al cementerio.
Tan pronto se terminó la obra de la capilla de la Comunión la
parroquia inició las del nuevo crucero, presbiterio y sacristía. Fue-
ron sufragadas por la propia fábrica junto con donativos de parti-
culares y de los sucesivos obispos. Catalina Pérez López, criada que
48 AHPA, Caja 3773, ff. 24r a 26r; APSC, Libro 5 de cláusulas testamentarias, ff. 172v a 174r;
AHPA, Caja 3771, ff. 30r a 33r; y APSC, Libro 5 de cláusulas testamentarias, ff. 330 a 332v.
49 APSC, Libro 4 de cláusulas testamentarias, f. 134v, f. 210r y f. 236r. Jaime Ruiz pide,
además, que a su Misa funeral asistan “todo el Reverendo Clero de dicha Parroquia y delas
dos Comunidades del Carmen y Capuchinos de esta Villa” (AHPA, Caja 1672, ff. 24r a 25v).
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 121
fue del sacerdote Cristóbal Antonio Marín y Malla, había redactado
su testamento en 1759 y establecido un gran número de legados y
mandas, pero “allandome como me allo enferma de la enfermedad que
Dios Nuestro Señor ha servido darme […] y haverseme ofrecido algunos
gastos que han dado motivo â consumir la maior parte de los efectos
[bienes] que decide reordenar su testamento. El 17 de
maro de 1775 redacta uno nuevo y no olvida ayudar a la obra que se
realiza y lega “para la obra del Crucero de la nominada Parroquial de
50.
También el 9 de noviembre de 1773 el obispo José Tormo
mandaba que el superávit de 56 libras, 19 sueldos y 9 dineros que
ofrecían las cuentas de la ermita del Rosario, ya incorporada a su
palacio caudetano, “se depositen desde luego para la obra del Crucero
50 AHPA, Caja 3773, ff. 63r y 63v. Catalina era natural de Villamayor (Lugo) y en ambos
         amo, al que deja heredero
universal de sus propiedades salvo unas caras joyas que lega a sus sobrinas. Entre los
bienes heredados se encontraba una casa en la calle Cantarería vieja que Cristóbal vendió
para pagar los gastos de última enfermedad, entierro y legados, invirtiendo el resto en
Misas rezadas a la intención de la difunta.
Viviendas adosadas a la muralla del castillo, año 2000. Colección particular
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51. Pero la obra solo
pudo terminarse a buen ritmo porque sacerdote Cristóbal Antonio
Marín y Malla declaró heredera de la mitad de su importante fortu-
na a la parroquia de Santa Catalina con la condición de que “se em-
plee enla obra del Crucero que se esta construiendo, ô en sus adornos
52.
En 1788 la nueva obra está casi terminada. Se ha construido
el crucero, la cúpula y el nuevo presbiterio. También se ha derribado
la pared que separaba la antigua iglesia de la ampliación y se ha ni-
velado y pavimentado el suelo. En cambio, es necesario terminar la
sacristía y casi toda la decoración. Pero está contratado lo que resta
-
po de Orihuela José Tormo Juliá previene en su testamento de 1788
“que si muriesemos en la villa de Caudete, sea sepultado en el Plano
dela Iglesia de aquella nuestra Parroquial en el nuevo crucero antes
53.
Cuando se terminó la ampliación se dirá de esta iglesia parro-
quial de Santa Catalina que es muy capaz, muy aseada, y de singular
primor, cuya titular Patrona, que es Santa Catalina de Alexandria, se
venera en el Atar Mayor, en sumptuoso retablo, con lampara de plata
que arde continuamente. El crucero que se concluyo en el de 1791 es

ni adornos. (…) Tiene sumptuosa Capilla de la Comunion, con total
separación de la Iglesia aunque unida a ella. (…) El Altar Mayor es de
madera de bastante merito, con imitacion à jaspe: en el camarin su-
perior esta el Glorioso San Miguel patron de la Villa, y en el principal
se venera [a] Santa Cathalina Virgen, martir y doctora de Alexandria,
Titular Patrona de la parroquia colocada en un camarin de talla do-
rada y jaspeada de buen gusto54.
51 APSC. Libro tercero de cuentas del Rosario, ff. 49v y 50r. El dinero se entregó el 29 de
octubre de 1774.
52 AHPA, Caja 3776, ff. 110r a 117v. Cristóbal Antonio Marín testó el 30 de mayo de 1782 y
falleció en 1785.
53 Archivo histórico municipal de Elche, Signatura SHPN687, f.17v. La previsión del obispo
se basa en el mucho tiempo que pasaba en su palacio caudetano. El obispo Tormo falleció
en Orihuela el 26 de noviembre de 1790 y fue enterrado en la iglesia del seminario de San
Miguel de aquella ciudad.
54 José MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, 1791, Tomo 9, p. 818.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 123
El inicio de estas obras ya supuso la desaparición del lava-
dero existente en la acequia del agua de Arriba porque, tras la am-
pliación, su cauce discurre contiguo al muro posterior del templo.
La calle del Castillo sirvió para el acopio de materiales durante las
obras y para evitar robos y peligros el párroco pidió construir una
tapia con portón de madera desde la nueva esquina hasta la pared
existente, siguiendo la línea del callejón de subida al castillo. Una
vez terminadas las obras quedó sin servicio ni utilidad el tramo de
la calle del Castillo entre el templo y el cementerio bajo, por lo que
no tardó en ser ocupada e incorporada por la parroquia.
          
ampliación realizada, la falda del castillo se seguía utilizando como
sepultura y osario o fosar a donde iban a parar los restos de las pe-
riódicas limpias que efectuaba la parroquia como la de 1807 cuando
se “pagan quatrocientos ochenta y cinco reales vellón a Josef Conejero
para satisfacer a los sepultureros que limpiaron los vasos de esta Pa-
y
otra monda en 1811 en la que se reparan “dos bocas de sepulcro con
su herraje55.
Ya en las leyes del Fuero juzgo, en el siglo VII, se regulaba el
espacio que los municipios debían reservar para cementerios y su
protección. También en el Libro de las Leyes o de Las Siete Partidas,
del siglo XIII, determinaba penas a quienes no respetasen los huesos
de los muertos y estableció que eran los obispos los encargados de
su vigilancia y custodia. Pero a mediados del siglo XVIII se produjo
en Europa un movimiento cultural e intelectual que provocaría cam-
bios culturales y sociales basados en el conocimiento y la razón, con
Ilustración. Una de las
cuestiones principales fue la mejora de la salud de los ciudadanos.
En 1785 Benito Bails, en su obra Pruebas de ser contrario á
la práctica de todas las naciones, y á la disciplina eclesiástica, y per-
judicial á la salud de los vivos enterrar a los difuntos en las iglesias y
los poblados, reunía en un solo volumen cuatro textos anteriores de
diferentes autores que coincidían en la necesidad de enterrar a los
muertos no solo fuera de los templos sino alejarlos de las ciudades.
55 APSC, Libro de cuentas, 1805-1905, f. 14r y ff. 33r y 33v.
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Estos autores fundan sus argumentos en la religión, historia, pro-
tección de la sanidad pública y estética, y pretenden alejar, como
buenos ilustrados, a los ciudadanos de la ignorancia y supersticio-
nes que rodeaban el simple hecho de morir y la creación de espacios
saludables y hermosos que ayuden a los deudos a mitigar la pena56.
Con este mismo pensamiento coincide Fr. Miguel de Azero
-
ca sobre distintos hechos relacionados con la muerte a la vez que
        
tanto en determinar la mortaja, ataúd y entierro como mesura a la
familia en el luto, a la vez que aboga para que se restablezca por los
gobernantes políticos y religiosos el uso de enterrar fuera de las po-
blaciones. “El espíritu de la Iglesia, siempre regida y gobernada por
el Espíritu Santo, ha sido mantener esta disciplina. Por eso prescribe
el modo de bendecir los Cementerios solemnemente, teniéndolos por
57.
Pese a tantos razonamientos y el amplio debate social pro-
ducido en varios países, fue la repetición de epidemias en España
lo que provocó que el rey Carlos III aprobase una Real Cédula, el 3
de abril de 1787, que prohibía el entierro dentro de los templos o
en sus anexos. Es esta una medida novedosa en España, que rompía
con siglos de costumbres y ritos. También resultó muy importante
porque ordenaba la construcción de recintos dedicados únicamen-
-
ca. Prevenía que “la construcción de los nuevos cementerios requiere
, que “los cemente-
rios se realizarán fuera de las poblaciones en sitios ventilados y dis-
tantes de las casas de los vecinos aprovechando como capillas para
56 Benito BAILS, 1785. Los autores son Scipion Piattoli, abogado y catedrático en la
Universidad de Módena, que excluye, por incivilizado, la cremación de cadáveres; Ramón
Cabrera, presbítero y licenciado en Sagrados Cánones; Esteban Carlos de Lomenie de
Brienne, arzobispo de Toulousse; y Francisco Lucerna -Rorengo de Rorá, arzobispo de
Turín.
57 Fr. Miguel de AZERO Y ALDOVERA, O.C. (1786), p. 65. Este religioso dedica la primera
mitad de su texto a enunciar las diferentes formas de asumir la muerte durante la historia
de las diferentes culturas y civilizaciones. “Por extrañas y ridículas que nos parezcan las
maneras de llorar los muertos en todas las Naciones, es cierto que el principio es justo y
, p. 50.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 125
 y que “las obras del
cementerio se costearán con los caudales de Fábrica de las Iglesias, si
los hay, y lo que faltare prorrateado entre Diezmos, Reales Tercias, Ex-
cusados y fondo Pío de Pobres y caudales públicos, con mitad o tercera
parte del gasto y con los terrenos de construcción si fueren del Con-
. Esta prohibición de enterrar dentro de los tem-
plos y conventos generó una fuerte polémica en toda España pues
la Iglesia, aunque con notables disidencias internas, veía invadidas
sus competencias además de mermar su patrimonio ya que debía

ingresos. También las clases sociales más acomodadas sentían que
se vulneraban sus privilegios y derechos ya que se les privaba de un
rasgo de distinción pues el poseer o crear capillas privadas suponía
un lujo al alcance de muy pocos.
Esta medida no fue generalmente admitida por los feligreses

que creían inamovible. Así que hubo que insistir en la explicación,
desde el punto de vista religioso, que tan sagrado era un templo
como un cementerio, siempre que hubiera sido bendecido bajo las
  “Los mas de los Príncipes Chritianos
han tomado de acuerdo con los Prelados de la Iglesia sabias y opor-
tunas providencias para libertar sus pueblos de tan grande peligro,

disciplina de nuestros Padres, tantas veces reclamadas por los Obispos
58.
Este intento de regulación de 1787 no fue acatado hasta que
sucesivas epidemias en 1804 y 1806 provocaron que Carlos IV dicta-
se nuevas reales órdenes. Órdenes que tuvieron una aplicación muy
desigual ya que dejaban de obedecerse tras remitir la epidemia y re-
gresar la mortalidad a sus valores habituales. Un Decreto de 23 de
junio de 1813 ordenaba que debían ser los Ayuntamientos los encar-
gados de que en cada municipio hubiera un cementerio conveniente-
mente situado en las afueras de la población, ventilado y sin vivien-

debían las parroquias aportar los fondos necesarios y los ayunta-
58 R. P. Fr. Ramón de HUESCA, O.F.M. Cap. (1792), p. 89.
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
la Independencia había resultado especialmente gravosa para Cau-
dete y ni su ayuntamiento ni la parroquia disponían de dinero para
acometer semejante construcción. Así que se optó por una solución
intermedia y mucho más barata: crear un cementerio provisional, y
el lugar elegido era las ruinas del castillo contiguo al cementerio ya
existente, aunque en una cota más elevada.
Hasta 1808 todavía el castillo conservaba parte de sus cuatro
torres59 y no he localizado trabajos previos de adecuación del te-
rreno o de demolición de estructuras. Sí, en cambio, que en 1814 la
parroquia paga por  escalera
que permitía subir al castillo desde el callejón y que hace cuestio-
narnos sobre lo sucedido a la entrada original del castillo. Las pri-
meras inhumaciones dentro del recinto superior y manteniendo la
parte baja su función de cementerio de pobres y osario, se produci-
60.
59 Alexandre de LABORDE, marqués de Laborde, en su Itinéraire descriptif de l´Espagne,
et tableau élémentaire des différentes branches de l´administration et de l´industrie de ce
royaune. París: Imp. Chez H. Nicolle, 1808, Tomo I, pp. 166 y 167, traducido del francés
viene a decir que “Caudete es una pequeña ciudad situada a los pies y en la ladera de la
montaña de Santa Ana, sobre la que se divisa un castillo en ruinas, donde todavía quedan
cuatro torres, pero desmanteladas; tiene una iglesia parroquial, dos conventos de monjes, un
hospital, un palacio del obispo de Orihuela, dos alcaldes, tres regidores, y una población de
.
60 APSC, Libro de cuentas de fábrica, f. 48r. En el Archivo de Santa Catalina nada puede
encontrarse para ajustar más la fecha porque, como queda explicado, el último libro de
cláusulas testamentarias que se conserva acaba en 1788 y el primer libro donde registrar
las defunciones comienza en 1826. El primer testamento donde aparece el adjetivo
provisional es el de Andrés Conejero Verdú, de 2 de febrero de 1814, cuando pide que “mi
cuerpo hecho cadaver, cubierto con abito de los Padres Capuchinos de esta Villa y puesto en

(AHPA, Caja 3787, ff. 15r a 16v). Luego será Tadea Albertos Benito, el 16 de marzo de 1814,
quien ruegue a sus herederos “se le de tierra en el cementerio provisional haciendoseme la
 (AHPA,
Caja 1672, ff. 31r a 32v). El 24 de abril siguiente, José Díaz López pide que su “cadaver
vestido con el Abito de los que los religiosos de Nuestra Señora del Carmen, se le de tierra en
(AHPA, Caja 1672, 47r a 48v). El 30 de septiembre
de este mismo año el matrimonio de Manuel Serrano Gil y Gracia Rey Pérez ordenan que
“vestidos con nuestras propias ropas, se nos de tierra en el cementerio provisional de esta
 (AHPA, Caja 1672, 76r a 77r). En 1815 continuaron los enterramientos en este nuevo
recinto. El 26 de enero Diego Sánchez Tomás pedía “que mi cuerpo hecho cadaver, revestido
con Abito del Sr. San Francisco y sin Ataud, sea enterrado en el cementerio provisional de esta
 (AHPA, Caja 3788-1, ff. 11r a 12v); el 24 de mayo Tadeo Gil Martínez que pide que su
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 127
Ruinas de la escalera de subida al cementerio desde el callejón, año 2007.
Colección particular
Pero el nuevo espacio se adaptaba muy mal a las necesidades
previstas. Eran muchas las ocasiones que al cavar una fosa se encon-

lo que provocaba un desorden en la necesaria alineación de las fo-
sas para el mejor aprovechamiento del espacio y que los cadáveres,
muchas veces, se enterrasen a poca profundidad. De eso se queja
el obispo Simón López García y ordena nuevas obras en 1817, que
le cuestan a la parroquia 1.500 reales. Durante su visita del año si-
guiente, el 30 de marzo de 1818, el obispo dirá que el cementerio
“está situado sobre el Castillo en sitio bastante ventilado; Lo visitó S.S.I.
y mandó: se allane su piso, â cuyo efecto comisionó al Pbro. D. Carlos
Amoros, supliendo estos gastos del Fondo de Derechos de Sepulturas; y
espera de su zelo que quedará dicho Cementerio con la mayor decencia
cuerpo “con Abito entero de la Virgen del Carmen, y sin Ataud sea enterrado en el cementerio
 (AHPA, Caja 3788-1, ff. 23r a 24v); y el 15 de septiembre era el
sacerdote Nicolás López Requena, natural de Utiel (Valencia) pero residente numeral en
Santa Catalina, quien pedía en su testamento “que se le de tierra en el cementerio, en el sitio
y no en el carnero del interior del templo (AHPA, Caja
1672, ff. 47r a 48v).
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y perfecc“decretamos
nuevamente y mandamos: Que el Cementerio se allane y distribuya en
Heras, explanadas y Zanjas, levantando Pared ô muro donde haga falta
para evitar el precipicio de los que suban a el [al castillo-cementerio],
ô para impedir que Persona alguna entre por donde no debe, y que se
coloquen cruces y se decore lo posible para excitar la piedad y devoción
61.
El 6 de agosto de 1826 “visitado por S.S.I. [obispo Félix Herrero
Valverde] halló [el cementerio] no estar situado conforme lo pide la
naturaleza de este Establecimiento y lo dispuesto en Reales Ordenes
            -
tiendose en el mismo pueblo el hedor y fetidez de la putrefaccion por
lo que lo tomó S.S.I. en consideracion para adoptar por su parte y con
la Superioridad las devidas disposiciones; encargando como encargava
al Parroco Vicario foraneo cuide mucho de que la inhumacion de los
cadaveres se haga en la [mayor] profundidad posible y apisonandose y
62.
Una Real Orden de 22 de noviembre de 1828 reconocía que, a
pesar de lo previsto por la anterior de 1787, todavía eran muchas las
poblaciones que no disponían de un cementerio adecuado. Otra Real
Orden de 2 de junio de 1833 volvía a prohibir los enterramientos en
el interior de los templos, pero en esta ocasión imponía a los inten-
dentes de cada provincia que vigilaran su cumplimiento a la vez que
les recordaba que las obras de los nuevos cementerios debían ser pa-
gadas por los fondos de fábrica de cada parroquia y no con los dine-
ros de propios de los ayuntamientos. Poco después, el 13 de febrero
de 1834, una nueva Real Orden recordaba el necesario cumplimiento
de la anterior.
Durante estos años nada se hizo en este cementerio caudeta-
no salvo el imprescindible y más elemental mantenimiento. En 1830
la parroquia paga “hierro, jornales, madera y [la] composición de la
. Pero durante la nueva visita de 1832 el obispo
Félix Herrero Valverde denuncia los mismos defectos que ya había
61 APSC, Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, f. 63v y Visitas pastorales, 1773-1871,
ff. 106v y 110r. Estas obras costaron a la fábrica 1762 reales (APSC, Libro de cuentas de
fábrica, 1805-1905, f. 69r).
62 APSC, Visitas pastorales, 1773-1871, f. 125v .
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
gina 129
observado seis años antes. Su estado sería bastante alarmante por
cuanto, en 1833 y tras la visita del comisionado del Gobernador civil
de la provincia Joaquín Villar, ordenó obras urgentes y Rafael Herre-
ro, Pbro., gastó  600 reales63. Pero estas reformas no re-
mediaron una situación que ya no tenía solución y que empeoraría
al año siguiente a consecuencia de una nueva epidemia de cólera.
Y es durante el pleno celebrado por el ayuntamiento de Cau-
dete el 6 de julio de 1834 que visto el estado calamitoso de este pue-
blo por el cólera morbo que está sufriendo, aunque benigno gracias
al Todopoderoso, y por si en lo sucesivo pudiera agravarse, “lo que

de cumplir con lo que esta prevenido por diferentes Reales Ordenes
el que se deslinde un Cementerio fuera de la Poblacion y en el Sitio
-

olor que despide en ocasiones el cercado antiguo, bien por la multitud
de los cadaveres que obtiene [sic, contiene], bien por estar construi-
        
procediendo á las correspondientes diligencias sin perjuicio que á la
mayor brevedad se construya del modo y forma que corresponde y
de las formas que previenen las Reales Ordenes que tratan sobre esta
64.
Este acuerdo municipal, que más parece una oración, escon-

meses después. El 10 de julio de 1834 y con el entierro de Mariana
García el cementerio del castillo era clausurado y al día siguiente el
nuevo cementerio situado en la parte trasera de la ermita de Santa
Ana recibía sus primeros cadáveres65. Pero pese a lo que puede pa-
recer la solución propuesta para la nueva ubicación del cementerio
no resultó tan acertada pues la urgencia que imponía la epidemia
de cólera propició que el lugar elegido lo fuese también de manera
provisional. Cabe recordar que el cementerio creado en el castillo ya
lo fue también con carácter temporal y ante otra epidemia, pero esta
63 APSC, Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, f. 102r; Visitas pastorales, 1773-1871, f.
169v; y Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, f. 112r .
64 AMC, Libro 10 de actas capitulares, s/p.
65 APSC, Libro 1 de defunciones, f. 82v .
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provisionalidad duró veinte años. El 23 de octubre de 1834, ya sin
la premura de la epidemia, se reunieron el ayuntamiento y Rafael
Herrero, Pbro., Cura Economo de la Parroquia de esta Villa para con-
ferenciar única y exclusivamente sobre la construcción del cementerio
de que carece esta Población, objeto que reclama imperiosamente la
necesidad de evitar el ultraje de los restos mortales de estos vecinos,
al paso que lo exige la salud pública y aseo en un lugar que debe ser
de lo más sagrado por la causa à que se le destina. En consecuencia,
se acordó: que se instale una Junta compuesta del Señor Comisionado
Regio D. Joaquin Villar, del Reverendo Cura Economo, Regidor Deca-
no. D. Juan Esteve, del abogado Francisco Bañón Golf y del infrascrito
Secretario e inmediatamente acuerde y disponga el medio más fácil
y expédito de llevar a efecto la indicada obra66. No se conocen las
actuaciones de esta junta ni su dictamen, tan solo aparece el 21 de
marzo de 1835 que se ha “construido en pocos días un cementerio
 y que la parroquia pagó, en 1835, 436 rea-
les y 5 maravedíes para la construcción del cementerio67. El nuevo
cementerio, que será conocido como el de extramuros o de Santa
Ana, había perdido su provisionalidad inicial. A partir de esta deci-
sión ya no se permitirán nuevas inhumaciones en el viejo cemente-
rio llamado del castillo, pero tampoco fue cerrado pues se siguieron
permitiendo las visitas de los deudos de los muchos allí enterrados.
Pero comienzan ahora unos años convulsos para la Iglesia
española: en 1835 se publicaron leyes desamortizadoras para las
órdenes de regulares y en 1841 se ordenó la venta de propiedades
del clero secular. Quizás sea esta la razón de que las cuentas de la

ningún pago de trabajos de mantenimiento o de cualquier tipo de
obra en el viejo cementerio clausurado de Santa Catalina durante

quizás, fueran soportados por las familias de los difuntos o bien sí
se realizaron algunas reparaciones, pero sus pagos aparecen conta-
bilizados bajo conceptos genéricos. Así, en 1836 hay una partida de
 que alcanza la importante cantidad de 657 reales
vellón, y en 1837 serán otros 878 reales bajo el mismo título. En
66 AMC, Libro 10 de actas capitulares, s/p.
67 AMC, Libro 10 de actas capitulares, s/p, y Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, f. 118v.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
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1851 se pagarán 1.105 reales     y en 1852 se
abonarán otros 161 reales y 20 maravedíes “por varios gastos me-
 Será en 1866 cuando la
fábrica invierta 70 reales en reparar “las escaleras del castillo y la de
 que también se impermeabilizó con cal68.
Tampoco hay noticias sobre que se haya realizado alguna
monda parcial de restos y únicamente he conocido el traslado de
un cadáver desde este viejo cementerio al nuevo de Santa Ana, se-
guramente tras hacerse público que iba a ser vaciado. En 1868 la
parroquia cobra 10 escudos “por la propiedad de un nincho para co-
locar los restos exhumados del Castillo de D. Carlos Ruiz de Alarcon,
trasladados al cementerio por cuenta del M. I. Sr. Varon de Terrateig,
69. Y fue
precisamente dicho año de 1868, 33 años después de la última in-
humación, que la fábrica de Santa Catalina emplea 60 escudos y 400
milésimas que “con autorizacion del Sr. Obispo se han invertido en la
exhumacion de los cadaveres del Castillo, derribo de ninchos, levan-
tar de pie la pared mediera [medianera] del huerto de Liborio y del
Castillo, componer la otra pared frontera a la Iglesia, [y] hacer un
70. Por desgracia
no se indica el nuevo lugar de inhumación para todo lo extraído,
bien pudo ser una fosa en el cementerio viejo o en el nuevo. Pese a la
importante cantidad de dinero invertida el vaciado del cementerio
ni fue total ni exhaustivo, quedando muchos restos óseos sin retirar.

en algún momento posterior, se realizaron aportes de tierra, tanto
arriba en el castillo como abajo en la parte trasera de Santa Catali-
na. Pero hasta que no avancen más los estudios arqueológicos no se
conocerá si estos trabajos se realizaron en una única ocasión o se
produjeron a lo largo del siglo. El espacio superior llega al siglo XX

indicio de que hubiera albergado un cementerio, sin más construc-
ción que la parte baja de un torreón que ha sido techado y cerrado
68 APSC, Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, ff. 122r a 124r, ff. 130v a 133r y ff. 152v
a 153v.
69 APSC, Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, f. 157r.
70 APSC, Libro de cuentas de fábrica, 1805-1905, f. 157v.
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de manera tosca para reconvertido en almacén, y ocasionales apa-
riciones de restos óseos. El terreno de abajo, más accesible desde el
templo, quedó convertido en depósito de la parroquia. Por eso que
estos terrenos, primero como castillo, después como cementerio y,
por último, como basurero y escombrera de Santa Catalina, es segu-
ro que ofrecerán importantes noticias y grandes sorpresas mientras
se mantenga su estudio.
Plano: Jordi Quinquer Agut. Diseño: Juan Requena Olivares
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
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Plano: Jordi Quinquer Agut. Diseño: Juan Requena Olivares
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Tabla 1. Altares de Santa Catalina
1696
1799
1817
1826
Observaciones:
1
San
Miguel
San Miguel
San Miguel
San Miguel
También llamado del Glorioso Arcángel San
Miguel y de los Díaz.
2
Santo
Cristo
Santo Cristo
del Perdón
Santísimo
Cristo
Santísimo
Cristo
Denominado también de la Sangre de Cristo,
de Ntro. Padre Jesús, de los Benito y de los
Alvero.
3
Virgen
del
Carmen
Virgen del
Carmen
San José
San José
Conocido como de los Amorós y de los
Sánchez. Hubo una imagen de la Virgen de
la Ascensión.
4
San José y
Ntra. Sra.
del Socorro
Santa Teresa
Santa
Teresa
Denominado también de los Golf o de los
Golfes.
5
Ntra. Sra.
del Rosario
Ntra. Sra.
del Rosario
En su retablo aparecen las imágenes de San
Vicente Ferrer, Santo Domingo, Santa Lucía
y de los Santos Abdón y Senén.
6
San Pascual
San Pascual
7
Santa
Catalina
Santa
Catalina
Santa
Catalina
Santa
Catalina
Su imagen y camarín fueron trasladados a la
vez que se ampliaba el templo.
8
San
Cayetano
San
Cayetano
9
Del Niño
Del Niño
Llamado del Dulce Nombre de Jesús. En el
retablo están las imágenes de San Pedro, San
Bernabé, Santa Ana y la Virgen de Gracia.
10
Santiago
Santiago
Santiago
También nombrado como de los Herrero.
11
San Joaquín
y Santa Ana
San Joaquín
y Santa Ana
San Joaquín
y Santa Ana
Trasladado a la capilla de la Comunión
cuando se comunicó ésta con la nave
principal.
12
Anunciación
y del Niño
Jesús
De la
Asunción y
Santa
Bárbara
La
Anunciación
y Santa
rbara
También llamado de la Inmaculada hasta que
se trasladó a la capilla de la Comunión. Hubo
una imagen del Niño hasta que se mudó al
crucero y otra de Santa Bárbara mientras
estuvo arruinada su ermita.
13
De las
Almas
De las
Almas
De las
Ánimas
También llamado de las Benditas Almas del
Purgatorio y de los Herrero.
14
De la
Virgen del
Rosario
San Ramón
San Ramón
15
San
Cristóbal
San
Cristóbal
San
Cristóbal
16
San Rafael
San Rafael
San Rafael
17
Jesús
Nazareno y
Ntra. Sra. de
los Dolores
Jesús
Nazareno
Jesús
Nazareno
También llamado de la Virgen de la Soledad.
En su retablo estaban las imágenes de San
Antonio de Padua y San Francisco Javier.
18
La Purísima
La Purísima
Concepción
La Purísima
Concepción
19
San Juan
Bautista
Fuente: 1696: APSC, Capilla del Santo Cristo, litigio de enterramiento, 1969, f. 63.; 1799: Archivo Histórico
de Orihuela, MONTESINOS PÉREZ DE LA ORUMBELA, José (1791-1816) Compendio histórico
geográfico oriolano, Tomo IX, pp. 818 a 820; 1817: APSC, Libro de visitas pastorales, 1773-1871, f. 114v.; y
1826: APSC, Libro de visitas pastorales, 1773-1871, f. 135v.
Tabla 1. Altares de Santa Catalina
Fuente: 1696: APSC, Capilla del Santo Cristo, litigio de enterramiento, 1969, f. 63.; 1799:
Archivo Histórico de Orihuela, MONTESINOS PÉREZ DE LA ORUMBELA,
José (1791-1816) , Tomo IX, pp. 818 a 820; 1817:
APSC, Libro de visitas pastorales, 1773-1871, f. 114v.; y 1826: APSC,
Libro de visitas pastorales, 1773-1871, f. 135v.
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
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A partir de 2001 y hasta 2007 se realizaron en el castillo y su
entorno una serie de actuaciones. La más espectacular fue el derribo
de cinco casas adosadas a su muralla exterior y posterior reurbaniza-
ción de la zona ya que durante estos trabajos, además de despejar un
largo tramo de muralla que llevaba siglos oculta, en 2003 se descu-
brió durante el derribo de la casa número 3 de la calle Miguel Martí-
nez un sillar perteneciente a un pilar estela de origen íbero que había
sido reutilizado en la construcción del recinto militar71.
Hueco dejado tras la extracción del pilar- estela, año 2003.
Colección particular
71 Este tema ha sido tratado por sus descubridores en PROA S.CV. (2002). El castillo de
Caudete. Un proyecto de recuperación para el siglo XXI, Revista de Moros y Cristianos de
Caudete, pp. 158-159; y también en Martín ALMAGRO-GORBEA, Alberto LORRIO y José
Luis SIMÓN (2015) en Pilares-estela de la necrópolis ibérica de Capuchinos (Caudete,
Albacete), An Murcia, número 31, pp. 59-84.
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Pero durante las precipitadas obras de ajardinamiento de
principios de 2007, año electoral, que se realizaron sobre la parte
posterior del templo y primer fosar del cementerio del castillo, apa-
recieron restos óseos ya durante su construcción y, después, tras
cada riego o tormenta, por lo que ese tramo del proyectado jardín
fue abandonado y tapiado tras apenas un par de meses de uso. En el
resto de la parcela se plantaron árboles que, 15 años después, han
desarrollado gran porte y mucha copa por lo que cipreses, abetos y
olivos impiden hoy una visión completa del conjunto militar.
Año 2007. Colección particular
Joaquín Mollá Francés
LOS CEMENTERIOS DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE
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Restos de nichos, año 2007. Colección particular
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ALMAGRO-GORBEA, M.; LORRIO, A.; y SIMÓN, J. L. (2015). Los pilares
-estela de la necrópolis ibérica de capuchinos (Caudete, Alba-
cete), An Murcia, número 31, 59 - 84.
ARIÈS, P. (1983). El hombre ante la muerte”, Madrid: Taurus Edicio-
nes.
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