Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 213
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE
ALBACETE DEL SIGLO XXI1
FEMALE EMPOWERMENT IN ALBACETE´S RURAL WORLD OF
21TH CENTURY

gemanavarromonsalve@hotmail.com
Cómo citar este artículo: Navarro Monsalve, G. (2022). El empoderamien to
femenino en el mundo rural de Albacete del siglo XXI. Al-Basit. (67), 213-262.
http://doi. org/10.37927/al-basit.67_7
Recibido/Received: 29-8-2022
Aceptado/Accepted: 27-9-2022
1 Este artículo, convenientemente revisado, actualizado y adaptado a las normas
de Al-basit, tiene su origen en el Trabajo Fin de Grado presentado y defendido por
su autora el 19 de julio de 2018 en la Facultad de Ciencias Económicas y Empre-

ABSTRACT: Women have passed
through history almost invisibly
from an economic perspective
and, on incessant occasions, also
culturally and socially. This si-
tuation becomes worrying when
the focus is on the spanish rural
world and, especially in Albacete,
which urges the women who live
there to migrate to the city sear-
ching a better future. Today, even,
there are still noticeable multidi-
mensional differences between
the rural and urban world, which
limits and conditions the conver-
gence of both spaces, their pros-
pects for development and the fu-
ture of their people. The coining
of “emptied Spain, a term incre-
asingly used to refer to a multi-
RESUMEN: La mujer ha transi-
tado a lo largo de la historia de
forma casi invisible desde una
perspectiva económica y, en in-
cesantes ocasiones, también cul-
tural y social. Situación que torna
preocupante si el foco se centra
sobre el mundo rural español y,
especialmente albaceteño, lo que
insta a las féminas que allí ha-
bitan a migrar hacia la urbe en
busca de un mejor futuro. A día
de hoy incluso persisten notorias
diferencias pluridimensionales
entre el mundo rural y el urba-
no, lo que limita y condiciona la
convergencia de ambos espacios,
sus perspectivas de desarrollo
y el devenir de su gente. La acu-
ñación de “España vaciada, ex-
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1. INTRODUCCIÓN
Desde la década de 1970 la mujer empieza a cobrar relevan-
cia económica, a hacerse visible, en uno de los sectores con mayor
hegemonía masculina: el agrario. Comienza a hablarse de mascu-
linización agraria, de “sobreilustración” femenina rural (MAPAMA,
2003, p. 204), de aversión femenina al campo, de impuesto repro-
ductivo (MARM, 2011, p. 83) y de feminización del trabajo en negro.
Por otro lado, también resulta clave una concienzuda delimitación y
singularización del territorio en el que la mujer albaceteña germina,
aunque en realidad no hay un modelo único que acote los conceptos
rural y urbano2. El territorio no es homogéneo ni neutral como plan-
2-
cultad añadida para los análisis con perspectiva de género. A pesar de ello, esta
tude of almost phantom munici-
pal terms, is not a coincidence.
Rural depopulation is currently
conceived as one of the main
demographic challenges that
must be assumed not only by the
municipalities of Albacete, but
many territories in Spain, which
entails, among others: greater
aging, lower population density,
decline birth rates and thus nega-
tive vegetative balances, increase
masculinisation and the exodus
of young people, shortage of job
opportunities, investment and
entrepreneurial settlement, pro-
vision of training, infrastructure
and services.
KEY WORDS: woman, empower-
ment, masculinization, rural, de-
population, Albacete.
presión cada día más usada para
referirse a multitud de términos
municipales casi fantasmas, no es
casualidad. La despoblación ru-
ral actualmente se concibe como
uno de los principales retos de-

solo los municipios de Albacete,
sino multitud de territorios en
España, lo cual lleva aparejado,
entre otras: mayor envejecimien-
to, menor densidad poblacional,
caída de la natalidad y por ende
saldos vegetativos negativos, in-
cremento de la masculinización
y del éxodo de población joven,
falta de oportunidades laborales,
de inversión y asentamiento em-
presarial, de oferta formativa, de
infraestructuras y servicios.
PALABRAS CLAVE: mujer, empo-
deramiento, masculinización, ru-
ral, despoblación, Albacete.
Gema Navarro Monsalve
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-
culta el estudio. A pesar de que existen multitud de estudios socioló-

el mundo rural español, hay pocos referidos a Castilla-La Mancha
(CLM) en el siglo XX y, menos aún, a la provincia de Albacete y sus
mujeres. Ante esta escasez de datos e información local disponible
sobre variables o indicadores básicos para abordar un análisis con
perspectiva de género, se han extrapolado en algunos puntos con-
clusiones obtenidas a escala nacional o autonómica.
Las fuentes estadísticas más utilizadas proceden del Institu-
to Nacional de Estadística (INE), caso de la Encuesta de Población
Activa (EPA), ciertos indicadores de calidad de vida y sociales, la
Encuesta de Estructura Salarial (EES) y la Encuesta sobre la Estruc-
tura de las Explotaciones Agrícolas (EEEA). También son relevantes
otras como el Observatorio Regional de Empleo (ORE) o el Instituto
de la Mujer de CLM (IMCLM). De ellas se ha recabado información


del uso del tiempo dedicado al hogar. Por último, los informes del
Ministerio de Empleo y Seguridad Social han sido también de gran
utilidad, al igual que ciertas investigaciones particulares referidas
a la provincia de Albacete. Entre otras cabe destacar: Castañeda
(1999), Díaz (1990), Hurtado (2004), Panadero (2003 y 2009), Par-
do (2003) y Rodríguez (1994).
2. ASPECTOS TEÓRICOS Y ESTADO DE LA CUESTIÓN
Para comprender el propósito y contenido de este artículo es
imprescindible tener un punto de vista objetivo sobre la posición y
investigación se apoya en la metodología tradicional. Como prueba de esta fal-
ta de consenso conceptual en España entre lo rural y lo urbano, el INE entiende
por rural a todo municipio con menos de 2.000 habitantes y por urbano a los de
50.000 o más (MARM, 2010, p. 24). Por su parte, el Ministerio de Fomento habla
de áreas urbanas y no urbanas uni o pluri municipales si superan o no los 5.000
habitantes, respectivamente. A su vez divide las urbanas en “grandes” si son ma-
yores de 50.000 habitantes y “pequeñas” para los municipios entre 5.000-50.000
habitantes (Ministerio de Fomento, 2017, p. 2).
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problemática de la mujer como agente económico. La preocupación
y movilización por las cuestiones de género ha existido siempre, si
bien, la atención a su análisis socioeconómico no se generaliza hasta
1950. Cuando se trata de estudios de índole local, comarcal o regio-
nal anteriores al siglo XXI, nos topamos con la ausencia de investi-
gaciones medianamente profundas que los respalden, tanto a nivel
cuantitativo como cualitativo. Tal problemática alcanza su cénit en
el mundo rural, sobre todo en los municipios más pequeños, lo que
se ha dado en denominar “mundo rural profundo” (Pardo, 2020, p.
239).
En esta investigación la cuestión de género se contempla
como el quid de las desigualdades en casi todas las esferas, admi-
tiendo la dispar posición económica y social entre sexos3 (Perkins,
2012, p. 115), así como la persistencia de la división sexual del tra-
bajo4. La invisibilidad estadística y mediática del trabajo precario e

mundo rural. Los cambios estructurales -productivos y funcionales-
acaecidos desde mediados del pasado siglo no corrigieron el pro-
blema sino que incluso lo acentuaron5. Hasta avanzado el siglo XX
lo rural y lo urbano eran espacios aparentemente inconexos, diver-
gentes. El campo evolucionaba al rebufo de la ciudad. Una situación

3 Se asociaba el progreso económico al hombre y la recolección de riqueza al su-
jeto impasible femenino. No se contempla a la mujer como productora de rique-
za en la sociedad familiar con su trabajo doméstico, intermediarias del bienestar
colateral y factor decisivo en el intercambio económico (Perkins, 2012, pp. 115-
118).
4 La división sexual del trabajo consiste en el reparto desigual de quehaceres por
sexo. Atendiendo a ello, se observa una mayor concentración de mujeres en tareas
reproductivas y domésticas (Asociación Global e-Quality, 2010, p. 54).
5 El mundo agrario albaceteño sufrió una lenta y tardía mecanización y capitali-
zación que postergó su modernización. Por otro lado, su industrialización rural
no cobraría relevancia hasta 1985. El comportamiento de CLM -y por extensión la
provincia de Albacete- muestra como en ciclos recesivos diverge de España y en
fases expansivas converge. Las menores tasas de crecimiento del Producto Inte-
rior Bruto (PIB) observadas desde el inicio de la recuperación en el último trimes-
tre de 2013 siembran dudas de que el retorno a la senda convergente vuelva a ser
la tónica en las etapas alcistas del ciclo económico regional y albaceteño (Pardo,
2020, pp. 211-213).
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cultivos y por la persistencia de una cultura sexista (Ortega, 2013,
pp. 182-205). Este hecho queda patente en el proceso de “desagra-
rización 6 y en la merma de empleos derivada del mismo (Pardo,
2020, p. 217). La solución para muchas mujeres fue el éxodo rural
(Sampedro, 2003, pp. 2-12). Lo más llamativo es el poder que tales
condicionantes tuvieron sobre el comportamiento y subordinación
de la mujer, que careció prácticamente de reconocimiento socioeco-

que en el Documento Nacional de Identidad (DNI) femenino apare-
cía como muy mayoritaria la profesión de sus labores (Ortega, 2013,
pp. 182-184). Con posterioridad al franquismo, el hándicap para las
mujeres sería la persistencia de una arraigada masculinización la-
boral7 (Camarero y Sampedro, 2008, pp. 75-77). La preponderante
presencia masculina en la cúspide de la jerarquía piramidal de las
empresas, basada en estereotipos de género, explica tal masculini-
zación8 (MARM, 2010, p .82). En consecuencia, las oportunidades de
desarrollo y sostenibilidad en la provincia de Albacete se están vien-
do hipotecadas, especialmente en el “mundo rural profundo, terri-
torio que integran los municipios con menos de 1.000 habitantes
(MAPAMA, 2003, p. 234; e IMCLM, 2016b, p. 33). La masculinización
se ha ido retroalimentando del encasillamiento social de los pues-
6 Cambios estructurales originados por el paso de la agricultura tradicional a la
moderna que ha llevado a la pérdida de importancia del sector primario. Dicho
concepto, a diferencia de otros como desindustrialización, no lo recoge la Real
Academia Española (RAE) en su Diccionario. Un ejemplo más de la desatención
social y sensibilización peyorativa hacia el entorno agrario (Pardo, 2020, pp. 217-
220).
7
y al cuidado familiar. Trabajos sin reconocimiento, pese a la labor de ayuda en las
explotaciones agrarias de cereal, leguminosas, vid, olivar, cultivos hortofrutícolas,
cuidado del ganado, así como en la industria rural agroalimentaria, textil-confec-
ción y artesanal en sus diversas facetas. Pero con suma frecuencia bajo el espectro
de la economía sumergida, mientras que los varones se dedicaban a las activida-
des visibles de los sectores agrario, manufacturero y construcción, dirigiendo y
representando las explotaciones familiares, las cooperativas y las Organizaciones
Profesionales Agrarias (OPA´s) (Ortega, 2013, p. 200; y MARM, 2011, pp. 75-90).
8 Medimos este concepto mediante el Índice de Masculinidad (IM): porcentaje que
suponen los hombres respecto a las mujeres de un territorio concreto (t). IMt =
[(Hombrest / Mujerest) *100] (IMCLM, 2017, p .256; y MARM, 2009, p. 1).
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tos de trabajo como masculinos o femeninos. Ni siquiera la ciencia

roles sociales ejercían sobre los distintos comportamientos econó-
micos (Ferber y Nelson, 2004, p. 16). Las actividades domésticas no
eran objeto de estudio al no destinarse al mercado ni ser retribui-
das9 (Durán y Carrasco, 2006, p. 30). La consecuencia inmediata ha
-
gregación horizontal), y a escala jerárquico-empresarial y de res-
ponsabilidad laboral (segregación vertical) (MARM, 2010, p. 87; y
MAPAMA, 2013, p. 45). En España hay que esperar a la creación del
Instituto de la Mujer10 en 1983 para poder trabajar con indicado-
res adecuados en análisis económicos críticos (Castaño, 1999, pp.
23-25; y Pérez, 2006, p. 4). Por otro lado, la Unión Europea (UE)
incorpora en 1991 el concepto y estrategia de transversalidad de
género y, más tarde, el de empoderamiento femenino y desarrollo
rural sostenible11. De esta forma, se trabaja tanto por la defensa de
la igualdad de género como por la revalorización, cohesión y con-
vergencia del mundo rural con el urbano (MARM, 2011, p. 322; e
IMCLM, 2016b, p. 15). La recuperación de este tipo de espacios no
llegará a término sin la mujer y el nuevo rol femenino, con cimientos
económicos, políticos y sociales igualitarios, ni sin una reestructu-
ración de la relación rural-urbana existente.
9 Las mujeres eran contempladas como inactivos pese a su trabajo no remunera-
do en el hogar. Tras las guerras mundiales del siglo XX se fueron incorporando
al mundo laboral, aunque soportando y afrontando pautas discriminatorias. Ello
llevó a los economistas a preguntarse por su incorporación masiva y rasgos de
los empleos femeninos, por la relación de valor entre empleo doméstico y trabajo
de mercado, y por la estructura del uso del tiempo en dichas actividades, pues el
coste de oportunidad es mayor para las mujeres. También comenzaron a analizar
cómo los roles familiares privados condicionan el trabajo femenino de mercado
(Castaño, 1999, p. 37).
10 Institución pionera en recopilar y elaborar estadísticas sobre la situación feme-
nina en España. Financió estudios como la “Encuesta de Condiciones de vida y Tra-
bajo” en 1985, la “Encuesta de Discriminación Salarial” de 1988 o la “Encuesta de
 de 1991. Gracias a dicha institución,
acreditadas revistas económicas se animaron a estudiar el papel de la mujer en la
economía y publicar sus resultados (Castaño, 1999, p. 25).
11
satisface necesidades presentes sin arriesgar la capacidad económica de las gene-
raciones futuras (MARM, 2011, p. 14).
Gema Navarro Monsalve
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2.1. Antecedentes de la cuestión femenina en economía
Los estudios económicos desagregados por género no han
estado en el foco de mira de las Ciencias Sociales hasta mediados
del siglo pasado. Es por ello que conviene revisar las aportaciones
de algunos de los principales economistas para comprender mejor
en qué momento se origina la desigualdad existente. Remontándo-
nos al siglo XVIII destacamos el afán de Adam Smith por sistemati-
zar el funcionamiento del sistema económico (Dejuán, 2012, p. 42).
Reconoció la importancia de la división del trabajo y, centrado en lo
rural, saca a colación la importancia del trabajo femenino en las ma-
nufacturas domésticas (industria rural del domestic system). Tam-
bién habla de la mujer como ama de casa ignorante y dependiente
del marido o demás familia (Rodríguez, 2015, pp. 7-28 y 97-275),
cuyas actividades domésticas carecen de valor económico (Durán y
Carrasco, 2006, p. 34). En el siglo XIX se avanza en la valoración de
la mujer ante la necesidad de acrecentar la acumulación de capital
para expandir el capitalismo (Marx, 1980, pp. 77-88). Marx y En-
gels concluyeron que la emancipación e igualdad de la mujer sería
improbable hasta que no se la dejase participar de lleno en el traba-
jo productivo social asalariado, hito logrado a mediados del XIX en
condiciones poco favorables (Vogel, 1979, pp. 12-15). Cabe destacar
también en dicha centuria a John Stuart Mill, un defensor de la libe-
ración femenina que propagó su convicción de que la mujer sería el
vehículo que llevaría al progreso de la humanidad (Barros y Castillo,
2009, pp. 15-23). Con los Neoclásicos, la tendencia apenas varía. La
economía de mercado sigue siendo la clave y la vida de las mujeres
continúa considerándose un estereotipo: poco racionales, depen-
dientes e improductivas laboralmente hablando (Durán y Carrasco,
2006, pp. 30-37). A principios del siglo XX, ni siquiera Keynes conce-
dió importancia al papel de la mujer en la economía ni a la división
del trabajo por sexos (Sales, 2016, p. 183). La visión pos-keynesiana
sí enfatizaría las políticas de empleabilidad de la mujer para incre-
mentar el consumo (Girón, 2006, p. 83). Pero no sería hasta 1981
cuando Gary Becker, con su , comienza a
equilibrar la importancia de los trabajos asalariado y doméstico de
la mujer a partir de la utilidad familiar maximizadora del bienestar
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(Ribas y Sajardo, 2004, p .87). Eso sí, bajo la convicción de la selec-
ción natural y su mayor productividad en las actividades domésti-
cas, lo que explicaría la menor remuneración del trabajo asalariado
femenino (Anzorena, 2009, p. 4).
En suma, desde Smith hasta Marshall se desprecia el traba-

no eran inactivas, el problema era la concepción social de la inac-
tividad económica (Ferber y Nelson, 2004, pp. 160-186; y Pérez y
Domínguez-Serrano, 2015, p. 38). La ortodoxia negó por omisión la
trascendencia de la aportación femenina como capital humano más
allá de lo biológico y lo tradicionalmente admitido por las corrien-
tes clásica y neoclásica. Tal proceder mina y obstaculiza el empode-
ramiento femenino y su incidencia en el crecimiento y desarrollo
sostenible. Con todo, la subordinación femenina se generaliza. Gé-
nero y lugar interactúan, llegándose desde la década de 1980 a es-
tudiar el medio rural no androcéntrico (Baylina y Salamaña, 2006,
p. 100) e introducir teorías feministas no formuladas estrictamente
desde metodologías económicas. Las nuevas preocupaciones e in-
vestigaciones obedecen también al masivo éxodo femenino a zonas
urbanas en busca de una autonomía e identidad profesional que el
mundo rural les niega; al persistente pensamiento jerarquizado en-

un entorno rezagado y menos dinámico a escala sociolaboral que
el urbano; y al sentimiento de desarraigo rural que favorece el au-
mento de pueblos fantasmas o semivacíos (MARM, 2011, pp. 69 y
209-210).
3. EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN RETROSPECTIVA:
1857-1991
3.1. La Economía Feminista en España: antecedentes y
conformación desde la perspectiva social
El término “economía feminista” surge en 1990 bajo el im-
pulso de la  (IAFFE)
y la revista . Se cuestionan los tratados econó-
micos neoclásicos y se apuesta por el análisis económico de géne-
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 221
ro desde un enfoque de despatriarcalización, desmercantilización
y universalización (Pérez, 2006, pp. 4-9; y Benería, 1999, p. 60). El
paso de la superioridad del hombre sobre la mujer a la igualdad de
género tiene un largo recorrido marcado por el rechazo a recono-
cer los derechos femeninos y el recelo a valorar a la mujer como
agente económico. El empoderamiento femenino empieza a cobrar
relevancia tras la Revolución Francesa (1789-1799). Las reivindica-
ciones de la considerada como primera feminista, Mery Wollstone-
craft, sentarían las bases del movimiento y originarían la aparición
de clubes femeninos y la “Declaración de los Derechos de la Mujer y
la Ciudadana” (Pérez, 2011, pp. 40-88; y Nash, 2007, pp. 71-85). En
España, los signos de la disconformidad femenina se remontan a la
Ilustración, con Josefa Amar y las Juntas de Damas creadas bajo el
reinado de Carlos III. En la segunda mitad del XIX, con mujeres como
Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, comienza a consolidarse
un movimiento de lucha hacia una mayor inserción social femenina.
Hay que dejar constancia también del papel jugado por multitud de
organizaciones como, por ejemplo, la Asociación Albacetense de la
Caridad o la Asociación Femenina de Estudiantes de 1909 (Pérez,
2011, pp. 153-157 y 162-179; y Hurtado y otros, 2004, pp. II-VII).
Sin embargo, no fue hasta la incorporación de mujeres a la esfera
política, caso de Clara Campoamor o Victoria Kent, cuando se con-
solidaría el movimiento feminista español12, aunque su calado fuera
menor que en países como Francia y Reino Unido. A pesar del avan-
ce, la guerra civil y el régimen franquista terminaron por truncar el
movimiento feminista español13. Y ya no resurge con cierta fuerza
hasta recuperar la democracia en el decenio de 1980 (Cano, 2013, p.
9; y Carrasco, 1992, pp. 102-103). España careció durante cuarenta
años de un sistema político que favoreciera mínimamente el cambio
social y defendiese la igualdad de género con ahínco. La población
12 El cambio más revolucionario para las mujeres españolas fue lograr el derecho
a voto tras el sufragismo, con la Constitución de 1931. Tal logro catapultó la parti-
cipación femenina y su posición en la vida política y económica del país, situación
que se debilitará a raíz de la sublevación y posterior victoria franquista.
13 Pese a los programas dirigidos a contener el sexismo imperante en el régimen
franquista. Un ejemplo fueron las “Primeras Jornadas por la Liberalización de la
Mujer”, celebradas en Madrid en 1975. En ellas hubo presencia de una delegación
albaceteña (Nash, 2007, pp. 66-71 y 215).
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gina 222
femenina no se incorpora de forma masiva a la Universidad, a profe-

XX. La clave del atraso español en cuanto a empoderamiento feme-
nino es la pervivencia de una ideología tradicional amparada por el
poder social de la Iglesia, que negaba los derechos a la mujer y, con
ello, favorecía el anquilosamiento económico, social e ideológico
(Hurtado y otros, 2004, pp. 4-5). El papel de la mujer en la provincia
de Albacete, como en España, ha sido durante siglos de inferioridad,
una situación defendida con argumentos naturales basados en roles
sociales que propiciaba su marginación en la educación, vida políti-
ca y mundo laboral. No obstante, el feminismo terminó por triunfar
a raíz del industrialismo, avances educativos y modernización de la
sociedad. Poco a poco iría cayendo la barrera de la segregación, aun-
que sin eliminar por completo las desigualdades.
      
albaceteño
La población albaceteña crece en consonancia con la tenden-
cia del país, aunque con claras diferencias a escala territorial y sin
una dinámica sostenida en el tiempo14. La economía agropecuaria
del mundo rural pierde peso desde mediados del siglo XIX frente a

provincia, caso de Almansa, Hellín, La Roda y Villarrobledo (Pana-
dero, 2003, p. 119). Tras la guerra civil y primera década de post-

se torna claramente decreciente en el mundo rural. Si introducimos
la perspectiva de género, mediante el índice de masculinidad (IM),
se constatan importantes particularidades y cambios. De una situa-
ción de relativo equilibrio entre hombres y mujeres en 1857 se pasa
a un desequilibrio generalizado a escala territorial marcado por el
14 El saldo migratorio negativo junto a la caída de natalidad y fecundidad explican
el descenso de la población rural femenina en Albacete e, indirectamente, su en-
-

saber, Abengibre, Albacete, Bogarra, Cotillas, La Herrera, Higueruela y Villamalea
(Sánchez, 1981, pp. 140-141).
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 223
predominio de la población masculina en la zona rural15 y de la fe-
menina en la capital, que representa sobremanera al mundo urbano

de una pirámide poblacional invertida. Por otro lado, la dinámica
-
tre grado de ruralidad de sus territorios e intensidad de la emigra-
ción ya sea interior –intra o extra provincial- o exterior. El avance
más pausado del espacio rural a nivel económico, infraestructuras,
telecomunicaciones, acceso a las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC’s), educación y sanidad resulta incuestionable y
uno de los motivos del fenómeno migratorio. Albacete quedó sumi-
da en un vaivén y trasiego de población entre los mundos rural y
urbano16, con la salvedad de algunas etapas como la década de post-
guerra (Pardo, 2010, p. 173) o la crisis de 1975-1985 (Díaz, 1990,
p. 190).

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1857 a 1991b.
15 Consideramos como espacio rural en 1857-1991 al conjunto de municipios con
menos de 10.000 habitantes.
16 Buena parte de las mujeres rurales siguieron a sus maridos en el fenómeno
migratorio a la ciudad para cuidar a sus familias, sin intención, en la mayoría de
ellas, de incorporarse al mercado de trabajo. El cambio de mentalidad se produce
en las hijas. Del trabajo de sirvienta o doncella que tradicionalmente había lleva-

ellas con la idea de volver al campo, se pasa a la intención de avanzar posiciones
en otras actividades laborales.
10
escala territorial marcado por el predominio de la población masculina en la zona rural15 y de
la femenina en la capital, que representa sobremanera al mundo urbano (Gráfico 1). Tal
desequilibrio contribuirá, a la larga, a la aparición de una pirámide poblacional invertida. Por
otro lado, la dinámica demográfica albaceteña revela también una correlación positiva entre
grado de ruralidad de sus territorios e intensidad de la emigración ya sea interior –intra o extra
provincial- o exterior. El avance más pausado del espacio rural a nivel económico,
infraestructuras, telecomunicaciones, acceso a las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC’s), educación y sanidad resulta incuestionable y uno de los motivos del
fenómeno migratorio. Albacete quedó sumida en un vaivén y trasiego de población entre los
mundos rural y urbano16, con la salvedad de algunas etapas como la década de postguerra
(Pardo, 2010, p. 173) o la crisis de 1975-1985 (Díaz, 1990, p. 190).
Gfico 1. Evolución del Índice de Masculinidad albaceteño (%). Fuente: Elaboración propia con datos del
INE, 1857 a 1991b.
15 Consideramos como espacio rural en 1857-1991 al conjunto de municipios con menos de 10.000 habitantes.
16 Buena parte de las mujeres rurales siguieron a sus maridos en el fenómeno migratorio a la ciudad para cuidar a
sus familias, sin intención, en la mayoría de ellas, de incorporarse al mercado de trabajo. El cambio de mentalidad
se produce en las hijas. Del trabajo de sirvienta o doncella que tradicionalmente había llevado a la mujer a la ciudad
desde finales del siglo XIX y principios del XX, muchas de ellas con la idea de volver al campo, se pasa a la
intención de avanzar posiciones en otras actividades laborales.
92
94
96
98
100
102
104
106
1857 1900 1950 1960 1970 1991
Provincia Capital Zona rural
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gina 224
La mayor intensidad y predominio del género femenino en
las migraciones campo-ciudad acaecidas en este período radica en
un desarraigo rural más acusado entre las mujeres, particularmente
en las jóvenes y solteras de 16-20 años (Collantes, 2007b, p. 258),
y diversos aspectos de índole psicológico y económico: el atractivo
de la mayor gama de trabajos del mundo urbano; la opción a una
remuneración salarial que, aunque baja, sobrepasa a la del mundo
agrario; el creciente paro rural; la incertidumbre e inestabilidad
laboral derivada de las arraigadas costumbres rurales… (Ortega,
2015, pp. 171-187; y Pérez, 2011, p. 61). El éxodo rural se desacele-
ra tras el tardío, pero duro, ajuste económico español de 1979-1985
para afrontar el impacto de la crisis mundial del petróleo y materias
primas desatada en 1973 y con un segundo repunte en 1979. Sin
embargo, pese al cambio estructural derivado de la reconversión
industrial en sectores clave y el intenso aumento del paro que su-
puso, los activos del medio rural siguieron emigrando sin parar ya
que la desagrarización no se detuvo17
de cada diez albaceteños se concentraban en la capital (Panadero,
2009, p.37). Quedó demostrado que, con la modernización econó-
mica y transformación de la estructura productiva española, a ma-
yor grado de ruralidad de un territorio mayor impacto despoblador
(Collantes, 2007a, pp. 184-186). La especialización agropecuaria y
la infra especialización fabril y terciaria respecto al mundo urbano
se acentuaron y, en consecuencia, las peores condiciones de acceso
de la mujer rural al mercado laboral no mejoraron pese a elevarse
sus niveles de formación. La emigración femenina del campo a la
ciudad prosiguió (MARM, 2011, p. 16).
17 La despoblación vino motivada por dos vías: La masiva emigración campo-ciu-
dad de 1950-75 y la consecución de un saldo vegetativo negativo que condicionó
la perdurabilidad de población joven. El análisis municipal de la dinámica demo-

en términos relativos fueron, por orden descendente: Chinchilla de Monte-Ara-
gón, Nerpio, Yeste, Alcaraz, Peñascosa y Vianos (Fundación BBVA, 2009, p. 12).
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 225
3.3. Capital humano y situación laboral femenina en el mundo
rural
La maximización del ingreso familiar y la actividad laboral
asalariada, aunque estereotipada, revolucionó la relación lugar de

mujer irrumpe en el sistema educativo, en el mundo laboral y en el
panorama político mejorando sus expectativas. Tales avances, con
ser ciertos, no eliminaron por completo la organización jerárquica
tradicional ni la discriminación femenina, sobre todo en el mundo
rural. Ambos aspectos contribuyen a acentuar el desarraigo y aver-
sión al campo, a lo rural, entre las nuevas generaciones de mujeres.
3.3.1. Del analfabetismo a la Universidad
Como la ayuda en el hogar era imprescindible en las explo-
taciones campesinas, se orientaba la vida de la mujer hacia dichas
actividades para, así, tenerla disponible como apoyo en los momen-
tos de recolección (siega, vendimia, azafrán, cogida de aceituna…) u
otras tareas agrícolas intensivas en factor trabajo (escarda, faenas
y cuidados varios de la viña –“esforgar”, “despuntar”, “esrayolar”,
“sarmentar”…-). Tal proceder obstaculizaba sobremanera la buena
alfabetización femenina -saber leer y escribir-. El sistema educativo
de la primera época franquista estaba sesgado hacia la urbe, mas-
culinizado y sus contenidos segmentados por sexo (Collado, 2015,
p. 86). La sociedad rural albaceteña consideró largo tiempo como
secundaria la educación femenina, lo que ralentizó y condicionó so-
bremanera el progreso del capital humano en la mujer, pero no evitó
una emigración a la ciudad que se acelera conforme incrementa la
formación en las nuevas generaciones (Collantes, 2007a, p. 170 y Or-
tega, 2015, pp. 216-217). Ante la escasez de institutos de secundaria
en la provincia, la población rural que quería cursar estudios más
allá de los primarios debía desplazarse a la capital a diario o esta-
blecerse en ella en régimen de internado. La limitada renta familiar
y las reducidas alternativas de transporte complicaban el acceso a la
educación de la población rural en general, pero a la femenina parti-
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gina 226
cularmente por el papel que tenía asignado en la familia y sociedad.
La situación iría mejorando paulatinamente tras la promulgación en
1953 de la “Ley sobre Construcciones Escolares”18 que, bajo premi-
sas de austeridad, creó unas 140 escuelas en la provincia (Collado,
2015, pp. 245-260; y Hurtado y otros, 2004, p.14). En suma, la baja
presencia femenina en las escuelas rurales franquistas19 se explica
por el escaso apoyo o prohibición familiar, apuros económicos, per-
cepción de los estudios como algo poco útil, necesidad de atender
las tareas domésticas y de cuidados de niños y ancianos, y dotación

-
sarrollista y, sobre todo, tras la reforma educativa de Villar Palasí20,
el acceso de la mujer a la educación primaria se generaliza y aumen-
ta su peso en la secundaria y, en menor grado, en la universitaria.
Posteriormente, avanzada la democracia, se extiende y acentúa la
incorporación femenina rural en las enseñanzas regladas secunda-
rias y superiores, llegando a hablarse de “sobreilustración” femeni-
na rural. En la provincia de Albacete tal proceso fue más pausado.
El ritmo de progreso educativo ha sido más rápido en varones y en

entre las mujeres con más de 35 años (Collado, 2015, p. 314; y Sán-
chez, 1975, pp. 2-3), situación que fue mejorándose en las nuevas
21 (Cuadros 1 y 2). La mujer se iba
iniciando en estudios superiores y universitarios, aunque todavía
18 El Estado subvencionaba un porcentaje de las construcciones escolares, excepto
en los municipios con mil habitantes o menos. En algunos municipios subvencio-
nados se declinó construir escuelas (Liétor, Fuentealbilla, Fuenteálamo y Paterna
del Madera) al no cubrir las ayudas aprobadas por las juntas provinciales en 1957
el coste total (Collado, 2015, pp. 246-259).
19 Para profundizar sobre el entramado de las escuelas rurales albaceteñas en el
franquismo vid Peralta (1997) y Collado (2015).
20 Impulsó la Ley General de Educación de 1970. La reforma provocó cambios en
la estructura educativa como el establecimiento de la enseñanza primaria obli-
gatoria hasta los 14 años o creación de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia (UNED) (Collado, 2015, p. 44).
21 La Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990
supuso un avance hacia la coeducación de mujeres y hombres (Aguilar, 2010, p.
223; y Centelles y Aguilar, 2005, p. 54).
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 227
encorsetados en las ramas de Educación, Sanidad y Ciencias Socia-
les (Cano, 2013, p. 245). En la provincia albaceteña tal proceso fue
en sintonía para hombres y mujeres, con predominio en 1991 de los
estudios de primaria y menor avance rural en estudios superiores
que en la capital (Cuadro 3). Con todo, la educación fue clave para
que las mujeres abandonaran su tradicional subordinación familiar
y se convertiría en la base impulsora de su inserción en el mercado
laboral (MAPAMA, 2013, pp.24-27). Eso sí, en el mundo rural se con-

la correlación educación-empleo menor que en el mundo urbano.
1900 1970 1991
HOMBRES Lee y
escribe Analfabetos Lee y
escribe Analfabetos Lee y
escribe Analfabetos
Provincia 28,8 70,4 91,8 8,2 97,2 2,8
Capital 31,0 40,1 95,5 4,5 98,3 1,7
Zona rural 26,8 72,3 89,0 11,0 96,2 3,8
MUJERES
Provincia 14,2 84,8 79,5 20,5 92,4 7,6
Capital 17,0 54,2 85,2 14,8 95,4 4,6
Zona rural 12,8 86,2 75,0 25,0 89,8 10,2

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1900, 1970 y 1991b
TIPOS DE ESTUDIOS
HOMBRES Primaria Formación
Profesional Medios Superiores
Provincia 21,8 0,2 1,3 0,3
Zona urbana 15,3 0,1 1,2 0,3
Zona rural 24,8 0,2 0,5 0,1
MUJERES
Provincia 21,8 0,1 0,6 0,1
Zona urbana 15,6 0,1 1,2 0,3
Zona rural 26,6 0,0 0,1 -

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1950
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gina 228
TIPOS DE ESTUDIOS
HOMBRES Primaria 2º Grado.
1er ciclo(1)
2º Grado.
2º ciclo(2)
3er Grado
Total(3)
Provincia 31,7 19,6 10,6 4,7
Capital 32,0 22,4 16,3 7,7
Zona rural 29,5 16,9 6,2 2,3
MUJERES
Provincia 34,5 19,4 9,5 4,5
Capital 32,6 21,4 14,0 7,1
Zona rural 28,0 17,6 5,5 2,4

elemental y otros; (2) Bachiller superior y otros; (3) Enseñanzas universitarias y no
universitarias, carreras técnicas superiores o equivalentes.
Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1991b
3.3.2. Consolidación femenina en el mercado de trabajo
A mediados del siglo XX el rol femenino cambia en el merca-
do laboral. Aparecen nuevos puestos de trabajo remunerados, aun-
que la valoración social del trabajo femenino sigue siendo inferior a
la masculina y sus honorarios más bajos por contrato. Las leyes de
protección laboral del Instituto de Reformas Sociales (IRS) están en
el origen de los avances logrados (Hurtado y otros, 2004, p. V). Este
cambio cualitativo no se tradujo en mejoras estadísticas22 sustan-
ciales, lo que sigue limitando las posibilidades de análisis. El sesgo
masculino en el mercado de trabajo persistiría a pesar de la crecien-
te incorporación femenina. Durante el franquismo (1939-1975) la
22 Las estadísticas no diferencian entre trabajo de mercado y doméstico por géne-
ro y hábitat. De este modo se legitima el modelo masculino tradicional a la hora
de abordar y desarrollar estudios e investigaciones socioeconómicas. Ante ello,
surge la alternativa de una Encuesta de Población Activa no Androcéntrica (EPA-
NA) (Carrasco y otros, 2004, pp. 25-26).
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 229
participación laboral de la mujer se restringe sin merma del grado
de asalarización. Se apoya e incentiva la expansión del empleo feme-
nino diurno acorde con las supuestas aptitudes femeninas (maes-
tras, modistas, telefonistas, limpiadoras, auxiliares...), aunque en
proporción inferior que a los varones y a menores salarios. La etapa
democrática tampoco supuso una vía exprés para la incorporación
femenina al mercado laboral, aunque mejorarían las condiciones sa-
lariales (Hurtado y otros, 2004, pp. 152-236). Los cambios de estilo
de vida y la estructura de contratación irían ensamblando el avance
socioeconómico de la mujer.
La capitalización y modernización de la España rural en las
últimas décadas del siglo XX se concentra sobremanera en los nú-
cleos más cercanos a los mayores enclaves urbanos, fomentando la
aparición de pequeñas empresas en las que predomina el trabajo no

oportunidades laborales en el medio rural, pero con impacto des-

las mujeres (Cuadro 4). El número de activos en 1991 es mayor en
los hombres y en la capital de provincia, con mayor relevancia del
número de ocupados que de parados. A diferencia de las mujeres
con mayor proporción de inactivas donde el trabajo doméstico es
la principal situación de inactividad, especialmente en los espacios

de inactividad y una menor ocupación que los hombres tanto en el
medio rural como en el urbano (INE, 2018b). Sin embargo, si úni-
camente se compara la información referida a la población joven
se aprecia mayor convergencia y equilibrio. Aun así, desde que hay
registros estadísticos se constata la mayor inestabilidad de los con-
tratos laborables femeninos, con la particularidad de ser más des-
favorables conforme aumenta la edad. Se sigue sin promocionar el
empleo femenino más allá de las ocupaciones tradicionales que no
requieren gran formación. La puerta a la emigración femenina cua-
bierta de par en par en el hábitat rural.
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gina 230
HOMBRES Inactivos Activos Ocupados Parados
Parados
en busca
1er empleo
Parados
que han
trabajado
antes
Provincia 32,5 67,5 83,8 16,2 22,6 77,4
Capital 30,5 69,5 86,6 13,4 30,0 70,0
Zona rural 34,3 64,0 79,5 20,5 19,6 80,5
MUJERES
Provincia 73,9 26,1 71,3 28,7 37,0 63,0
Capital 76,5 31,5 76,8 23,2 43,4 56,6
Zona rural 79,9 19,9 65,7 34,3 40,1 74,3

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1991a

del INE, 1991a y 1991b
3.3.3. División del trabajo por sectores y género
La masculinización del agro23, la moderna multifuncionalidad
del medio rural y el mantenimiento de buena parte de las costum-
23 Las actividades agrarias no han exigido tradicionalmente una formación aca-
démica elevada. Por este motivo, las mujeres rurales mejor formadas buscaban
trabajos diferentes a los ligados a la profesión del padre, en general agropecuaria
o forestal o muy vinculada a dichas actividades (industria agroalimentaria, he-
rrerías, carpinterías, comercio…) (Sampedro, 2003, pp. 5-8; Pardo, 2020, p. 238-
240).
16
las mujeres con mayor proporción de inactivas donde el trabajo doméstico es la principal
situación de inactividad, especialmente en los espacios rurales (Gráfico 2). Las mujeres
presentan mayores tasas de paro, de inactividad y una menor ocupación que los hombres tanto
en el medio rural como en el urbano (INE, 2018b). Sin embargo, si únicamente se compara la
información referida a la población joven se aprecia mayor convergencia y equilibrio. Aun así,
desde que hay registros estadísticos se constata la mayor inestabilidad de los contratos
laborables femeninos, con la particularidad de ser más desfavorables conforme aumenta la edad.
Se sigue sin promocionar el empleo femenino más allá de las ocupaciones tradicionales que no
requieren gran formación. La puerta a la emigración femenina cualificada seguía abierta de par
en par en el hábitat rural.
HOMBRES
Inactivos
Activos
Ocupados
Parados
Parados en
busca 1er
empleo
Parados que
han trabajado
antes
Provincia
32,5
67,5
83,8
16,2
22,6
77,4
Capital
30,5
69,5
86,6
13,4
30,0
70,0
Zona rural
34,3
64,0
79,5
20,5
19,6
80,5
MUJERES
Provincia
73,9
26,1
71,3
28,7
37,0
63,0
Capital
76,5
31,5
76,8
23,2
43,4
56,6
Zona rural
79,9
19,9
65,7
34,3
40,1
74,3
Cuadro 4. Población albaceteña por sexo y actividad. 1991 (%). Fuente: Elaboración propia con datos del INE,
1991a
Gfico 2. Inactivos según situacn. Albacete. 1991. Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1991a y 1991b
100
1.000
10.000
100.000
Inactivos
Retirados o jubilados
Estudiantes
Trabajo doméstico
Inactivos
Retirados o jubilados
Estudiantes
Trabajo doméstico
HOMBRES MUJERES
Provincia Capital Zona rural
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 231
bres tradicionales que discriminan a la mujer no ayudan a frenar la
división del trabajo por género24. Los principales grupos profesio-
nales de la población albaceteña los integraban hombres en su ma-
yoría, tanto en el medio rural como en el urbano. La discriminación
laboral femenina seguirá vigente hasta la etapa desarrollista en que
-
vo de los activos agrarios masculinos. Con todo, en 1970 las mujeres
que formaban parte de la población activa apenas ascendían al 11,4

décadas siguientes con la aceleración de la terciarización de la eco-
nomía y la mayor demanda de trabajo femenina en los servicios25.
-

capital (Chinchilla, Madrigueras, Tarazona de la Mancha, Mahora,
Pozocañada…) el esfuerzo ha sido en vano. No ha habido éxito en
la demanda rural de empleo femenino al no aumentar el atractivo
-

sus territorios y la creciente brecha en dotación de infraestructuras
y servicios públicos básicos respecto al hábitat urbano (Collantes,
2007a, p. 259).
24 La discriminación ocupacional es mayor entre las mujeres rurales. Su ocupa-

y, en consecuencia, de su disponibilidad y de su capacidad de acceso (movilidad)
donde la carencia de carnet de conducir y de coche propio las excluye totalmente.
La caída del grado de asalarización rural y el retroceso en la jerarquía profesional
es el resultado (Aguilar, 2010, pp. 104-301; y Ortega, 2015, p. 192).
25 Principal fuente de nuevos empleos desde 1960 y destino de gran parte de
los 59.000 empleos netos destruidos en el sector agrario albaceteño entre
1961-1991(Pardo, 2003, pp. 262-264).
AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 232

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1900, 1970 y 1991b
98 91 100 97 91 100 98
61
100
69
30
57
100
8
29392
39 31
70
43
92
Agricultura,
ganadería y pesca
Industria
Transportes
Comercio
Hostelea
Adm. Pública
Prof. médica
Prof. enseñanza
Arquitectura e
ingeniería
Pensionistas
Servicios domésticos
Alumnos
ensanza
Estudiantes 2ª
ensanza
Trabajo doméstico
HOMBRES MUJERES
1900
89
77
93
81 81 83
48
76
11
23
7
19 19 17
52
24
100
Agricultura,
ganadería,
silvicultura y pesca
Industria
Transportes y
comunicaciones
Comercio
Hostelea
A.P. y defensa
Servicios personales
y del hogar
Jubilados y
pensionistas
Trabajo doméstico
HOMBRES MUJERES 1970
97
80
65 52
91
63
0,4
3
20
35 48
9
37
100
Agricultura y
ganadería
Construcción,
industria, minería
y transporte
Comercio
Hostelea
Directivos de las
AA.PP. Y
empresas
Jubilados
Trabajo
doméstico
HOMBRES MUJERES 1991
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 233

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 1991b
La participación laboral femenina en el sector primario alba-
ceteño es irrisoria en los municipios con más de 5.000 habitantes.

(Fundación BBVA, 2009, p. 11), un porcentaje bajo respecto a las
empleadas en industria y, sobre todo, servicios, a la inversa de lo
que sucede en el mundo urbano. En 1991 la presencia femenina
aumenta en la mayoría de los sectores productivos, excepto en el

-
cos 3 y 4). A tenor de lo expuesto se constata como la asimilación
de roles lleva a la mujer a emplearse en los puestos de trabajo más
feminizados. Su mayor preparación no parece haberlas alejado de la
segregación sectorial. Las oportunidades laborales son más nume-
rosas y diversas en el mundo urbano habida cuenta de la mayor seg-
mentación del empleo, un aspecto que condiciona sustancialmente
la estructura de actividades por género, espacio y categoría profe-
sional (IMCLM, 2016a, p.23). La situación para las mujeres albace-
teñas ha mejorado paulatinamente a lo largo de la pasada centuria,
sobre todo en su segunda mitad. Aunque carecemos de información

de intensidad, todo apunta a que como otros cambios estructurales,
se inicia con cierto rezago y se desarrolla a menor ritmo que la me-
dia del país.
19
Gfico 4. Poblacn activa rural albaceteña por sexo y actividad. 1991 (%). Fuente: Elaboración propia con datos
del INE, 1991b
La participación laboral femenina en el sector primario albaceteño es irrisoria en los
municipios con más de 5.000 habitantes. En 1962 el 16,4 % de las mujeres albaceteñas eran
activos agrarios (Fundación BBVA, 2009, p. 11), un porcentaje bajo respecto a las empleadas
en industria y, sobre todo, servicios, a la inversa de lo que sucede en el mundo urbano. En 1991
la presencia femenina aumenta en la mayoría de los sectores productivo, excepto en el primario
donde apenas roza el 3 % -ínfima en el mundo urbano- y en los servicios domésticos donde
sigue rayando el 100 % (Gráficos 3 y 4). A tenor de lo expuesto se constata como la asimilación
de roles lleva a la mujer a emplearse en los puestos de trabajo más feminizados. Su mayor
preparación no parece haberlas alejado de la segregación sectorial. Las oportunidades laborales
son más numerosas y diversas en el mundo urbano habida cuenta de la mayor segmentación del
empleo, un aspecto que condiciona sustancialmente la estructura de actividades por género,
espacio y categoría profesional (IMCLM, 2016a, p.23). La situación para las mujeres
albaceteñas ha mejorado paulatinamente a lo largo de la pasada centuria, sobre todo en su
segunda mitad. Aunque carecemos de información suficiente para precisar con exactitud desde
0
20
40
60
80
100
Agricultura y
ganadería
Construcción,
industria, minería
y transporte
Comercio
Hostelea
Directivos de las
AA.PP. Y
empresas
Jubilados
Trabajo doméstico
HOMBRES
MUJERES
AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 234
4. EL MUNDO RURAL ALBACETEÑO DESDE LA PERSPECTIVA DE
GÉNERO: 1991-2021
Como apuntábamos anteriormente, los espacios urbano y
rural parecen haberse gestado en burbujas distintas. El entorno so-
cioeconómico de CLM quedó rezagado, con desigualdades espacia-
les intrarregionales muy claras (Pardo, 1996, pp. 62-203). Albacete
sufriría una intensa despoblación rural tras los procesos de indus-


Albacete en general y en el mundo rural en particular, de un proceso
de desarrollo sostenible que integre también al género femenino.
Analizar conjuntamente género y espacio permite examinar los ras-
gos poblacionales de cada hábitat, sus formas de vida y necesidades.
Con ello se genera un conocimiento esencial para adoptar, diseñar

-

la concienciación y preocupación por la conservación de la natura-
leza y del medio ambiente (Baylina y Salamaña, 2006, p. 100).
4.1. Delimitación del medio rural en el siglo XXI
El sentido etimológico de la palabra rural lo encontramos
en el Diccionario de la RAE: “lo perteneciente o referente a la vida
del campo y sus labores” (RAE, 2020). Inicialmente pensaríamos en
agricultura y ganadería, pero la relación de actividades vinculadas
es mucho más variada hoy en día: silvicultura, manufacturas arte-
sanales, agro-industria, agroturismo, turismo rural, conservación
medioambiental... La metodología usada para delimitar el concepto
parte de datos poblacionales26 y de la densidad y contigüidad de las
unidades administrativas locales (Paniagua y Hoggart, 2002, pp .61-
67), si bien se decide mantener los municipios como unidades esta-
26 El INE recoge esta información en los Censos de Población realizados cada diez
años y en el Padrón Municipal de Habitantes elaborado anualmente. Aunque se
-
ciencias (INE, 2004, pp .1-2).
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 235
dísticas básicas y utilizar su población como criterio dimensional,
tal y como hacen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) o European Statistics (EUROSTAT) (Goerlich y
Cantarino, 2015, p. 8; y MARM, 2009, p. 1). Por otro lado, la Ley de
Desarrollo Sostenible del Medio Rural (LDSMR) establece que la po-

rural (MARM, 2009, p. 1; y OCDE, 1994, p. 2-14). Finalmente, el INE
-
rales (2.000-10.000 h.) y urbano (más de 10.000 h.) (MARM, 2010,
p. 24). Atendiendo a las distintas delimitaciones, para la OCDE la
provincia solo tendría la capital como zona urbana y la LDSMR aña-
diría Hellín. Con el criterio del INE, serían urbanos Almansa (24.511
h.), Caudete (10.005 h.), Hellín (30.200 h.), La Roda (15.527 h.) y
Villarrobledo (25.116 h.). En suma, la provincia se articula como ru-


los albaceteños). Hay pocas dudas de su marcada ruralidad, siendo
contadas las excepciones (Mapa 1).
       

Albacete se ha convertido en la mayor ciudad de CLM y, sin
embargo, pocos municipios de su provincia han crecido en 1991-
2021, la mayoría perdieron población, particularmente sus tierras
de media montaña -Sierras de Alcaraz y de Segura y Campo de Mon-
tiel- y la pseudo llanura de La Manchuela, justamente los territorios
con mayor grado de ruralidad. Y ello pese al freno al fenómeno que
supusieron dos hechos novedosos: la creciente atención al medio
rural de la Unión Europea, con un incremento notorio del presu-
puesto destinado a políticas de desarrollo rural (PDR), y el saldo
migratorio exterior positivo en las décadas que encabalgan el cam-

de los municipios de los territorios mencionados también hay que
-
dad a la capital, un aspecto esencial para comprender su menor gra-
AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 236
27.

nitidez la gravedad de la despoblación provincial y abandono de la

Mapa 1. Tipos de zonas en Albacete. 2021.
Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 2021a
La incorporación de la ruralidad como variable permite com-
probar la brecha de género en su verdadera dimensión. El análisis

albaceteños que se despueblan a mayor ritmo (Yeste, Bonillo (El),
Bogarra, Liétor, Nerpio y Viveros) pertenecen al ámbito rural pro-
fundo (Fundación BBVA, 2009, p.12), cuentan con una proporción
27 Siguiendo el criterio del INE, consideraremos como medio rural a los munici-
pios con menos de 2.000 habitantes y, dentro de él, como mundo rural profundo,
a los municipios que no llegan a 1.000 h. (Pardo, 2020 p. 221). Por otro lado, la di-
-

la perfección la relevancia de su carácter periurbano y de su cercanía a la capital.

bajo en el concierto de las grandes áreas urbanas españolas.
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 237
femenina inferior al promedio provincial y sus mujeres residentes
se concentran en las cohortes de mayor edad (Aguilar, 2010, p. 84).
Una situación derivada de la fuerte emigración femenina del último
tercio del pasado siglo y que todavía hoy es netamente superior a la
masculina.

Fuente. Elaboración propia con datos del INE, 2021a (tabla 2855)
Entre 1997-2014 la despoblación albaceteña se frena e inclu-
so trunca en buen número de municipios al tornarse positivos sus
saldos migratorios con la llegada de extranjeros y, en menor medi-
da, residentes en otros lugares de España, muchos de ellos antiguos
emigrantes. Sin embargo, tales asentamientos tienen lugar, mayori-
tariamente y sin diferencias de género, en la capital, con la particu-

2009, p. 79). Sin embargo, la tendencia a permanecer en los nuevos
municipios de destino por parte de los nuevos pobladores, extran-
jeros o nacionales, no se consolida con el paso de los años y buena

migratorios a la ciudad. Del mismo modo, las nuevas generaciones

urbe no priorizan entre sus propósitos de futuro el retorno al medio
rural ni, mucho menos todavía, repetir la vida laboral de sus ma-
-
cipios del hábitat rural profundo albaceteño se sitúan cercanos a la
23
con una proporción femenina inferior al promedio provincial y sus mujeres residentes se
concentran en las cohortes de mayor edad (Aguilar, 2010, p. 84). Una situación derivada de la
fuerte emigración femenina del último tercio del pasado siglo y que todavía hoy es netamente
superior a la masculina.
Gfico 5. Índice de masculinidad. Albacete (%). Fuente. Elaboración propia con datos del INE, 2021a (tabla 2855)
Entre 1997-2014 la despoblación albaceteña se frena e incluso trunca en buen número
de municipios al tornarse positivos sus saldos migratorios con la llegada de extranjeros y, en
menor medida, residentes en otros lugares de España, muchos de ellos antiguos emigrantes. Sin
embargo, tales asentamientos tienen lugar, mayoritariamente y sin diferencias de género, en la
capital, con la particularidad de elevar la oferta de trabajo no cualificado (Amo y Córcoles,
2009, p. 79). Sin embargo, la tendencia a permanecer en los nuevos municipios de destino por
parte de los nuevos pobladores, extranjeros o nacionales, no se consolida con el paso de los
años y buena parte de ellos o de sus descendientes engrosarán los nuevos flujos migratorios a
la ciudad. Del mismo modo, las nuevas generaciones de mujeres que emigraron a finales del
pasado siglo del campo a la urbe no priorizan entre sus propósitos de futuro el retorno al medio
rural ni, mucho menos todavía, repetir la vida laboral de sus madres. A tenor de lo expuesto,
una porción significativa de los municipios del hábitat rural profundo albaceteño se sitúan
90
95
100
105
110
115
120
1996 2001 2008 2012 2017 2020
Provincia Capital Zona rural Zona rural profunda
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gina 238
situación de 
Pardo, 2020, p. 240).
4.3. Principales problemas
El mundo agrario fue y es imprescindible en la economía
española, al igual que en la albaceteña, por su papel en la gestión
del territorio, producción de alimentos, conservación del paisaje y
cuidado del medio ambiente. Su situación actual es preocupante. La
creciente apertura externa e internacionalización de la provincia
desde 1997 no ha servido para corregir los desequilibrios y revitali-
zar su mundo rural haciéndole converger con el urbano. El creciente
atractivo de urbano por la mayor creación y variedad del empleo
y por la menor desigualdad de género en el acceso al mercado de
trabajo ha contribuido a acentuar los desequilibrios territoriales
comentados. En consecuencia, transcurridas las dos primeras dé-
cadas del siglo XXI continúa la sangría rural de recursos humanos
femeninos con el consiguiente agravamiento de los problemas de
masculinización-envejecimiento y, en suma, de despoblación. En
síntesis, la incertidumbre sobre el futuro del medio rural actúa en su
contra al desincentivar, sobre todo en la mujer, la permanencia y le
empuja a abandonarlo (Ortega, 2015, p. 173; y MARM, 2011, p .44).
La pretendida solución equilibradora conocida como “neo ruralis-
mo” no ha tenido éxito más allá de los municipios rurales de áreas
periurbanas -aumento de población en los cinturones de los gran-

en la provincia de Albacete, al igual que en la mayoría de la España
Interior y particularmente en sus zonas rurales profundas, la “Espa-
ña vacía” de Sergio del Molino28
28 La repercusión mediática y social de los best seller
 y “ (Molino, 2016
y Cerdá, 2016, respectivamente) logró lo que no habían conseguido sesudos estu-
dios e investigaciones sobre la despoblación española: hacer visible un problema
largos años soterrado. Tal logro no fue baladí, pero la salida a la luz del problema
-
blema de la despoblación. Consecuentemente, las políticas públicas, estrategias
empresariales privadas y comportamientos ciudadanos adoptados en los últimos
años han tenido escaso éxito más allá del humo de la publicidad e imagen. Su
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 239
distinto al de la “España vaciada” que, erróneamente, alude al resul-
tado reciente y novedoso de una mala praxis política en materia te-

ni desconocido ni exclusivo de España. En su última versión se trata
-
solidación del capitalismo, persistente, duradero y continuado en
el tiempo y de dispar intensidad territorial que ante la desatención
gubernamental y social se transforma en un problema, la despobla-
ción (García-Moreno, 2019). En su último libro - Contra la España


desde instancias político-empresariales y mediáticas interesadas
(Molino, 2021) 29
4.3.1. Envejecimiento poblacional
La progresiva pérdida de mujeres jóvenes del medio rural
provocó la caída en las tasas de natalidad, fecundidad30 y reemplazo
generacional con la consiguiente disminución del crecimiento vege-
tativo e índice de juventud y aumento del grado de envejecimiento.
En conjunto, la ratio de dependencia (activos respecto a inactivos)
aumenta (Cuadros 5 y 6). El alza de la masculinización rural en los
últimos años debe ser matizada pues solo resulta cierta entre los jó-
venes y población potencialmente activa (personas en edad de tra-
bajar) ya que entre la población de 65 y más años predominan las
mujeres, por su mayor esperanza de vida. Este hecho pone de relieve
que el problema de la elevada masculinidad de cara al crecimiento

multitud de aristas, es un fenómeno mucho más complejo y constituye solo la

29 En España los “mitos” más extendidos son la versión de la despoblación rural
como desastre; la idea de una “España vaciada” por ausencia o enfoque erróneo
de las políticas públicas; la “anomalía vergonzante” de la despoblación rural his-
pana respecto a Europa; y la irreversibilidad del proceso sin un cambio drástico
de la actitud urbanita de olvido de los pueblos y su cultura (Collantes y Pinilla,
2019, pp. 213-234).
30 La fecundidad albaceteña pasa de 1,6 a 1,2 hijos por mujer entre 1991-2020
(INE, 2021b).
AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 240
vegetativo de los municipios es más grave de los que aparenta pues
es justamente en las edades fértiles donde la tasa de feminidad re-
sulta más baja. Por otro lado, la elevada correlación observada entre
grado de envejecimiento y ritmo de despoblación rural es un hecho
comprobado. Los casos municipios de Masegoso o Villa de Ves son
buenos ejemplos de ello (Fundación BBVA, 2009, p. 7).
HOMBRES MUJERES
ESPACIOS 2002 2008 2012 2020 2002 2008 2012 2020
Provincia 23,3 21,4 19,0 16,9 21,4 19,7 17,8 15,7
Capital 25,3 23,0 19,9 17,6 23,1 20,5 18,1 15,5
Zona rural 19,1 17,4 15,8 14,1 17,8 16,3 15,2 14,0
Zona rural
profunda 17,8 15,7 14,4 11,5 16,0 14,5 13,8 12,5

Población total) * 100
Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 2021c
HOMBRES MUJERES
ESPACIOS 2002 2008 2012 2020 2002 2008 2012 2020
Provincia 16,0 15,5 15,7 17,3 20,0 19,7 20,0 21,5
Capital 11,5 11,5 12,1 14,6 15,4 15,4 16,2 18,8
Zona rural 26,0 25,7 26,0 26,1 30,7 31,1 31,8 32,0
Zona rural
profunda 29,1 28,9 29,0 31,1 34,5 35,3 35,7 37,2
 = (Población de 65 y más años/
Población total) * 100.
Fuente: Ibidem
-
tado para el periodo estudiado y para ambos sexos, alcanzando su

porcentajes de reemplazo generacional y un nivel de envejecimien-
to que ensombrecen sus perspectivas futuras (Aguilar, 2010, pp.72-
78). Por otro lado, en 1998, la población joven residente superaba a
la población adulta en promedio a escala provincial, regional y na-
cional. Sin embargo, en el caso concreto de las mujeres albaceteñas
residentes en Alborea, Ayna, Casas de Ves, Casas de Lázaro, Cotillas,
Golosalvo, Masegoso, Montalvos, La Recueja, Villa de Ves y Villava-
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 241
liente ya no era así. Por su parte, en 2020, se aprecia que el elevado
peso de las mujeres mayores de 64 años es un hecho generalizado
en la provincia, con las salvedades de Balazote, Chinchilla, La Gine-
ta, Hellín y Villarrobledo. El mayor envejecimiento rural albacete-

de factores que hemos venido apuntando. Entre otros, recordamos:
el propio proceso de crecimiento y desarrollo, los cambios estruc-


mayor brecha de género. Las mujeres rurales optan por emigrar y,
a diferencia de los hombres, retornan en menor proporción ante el
anquilosamiento de las costumbres en materia de igualdad de gé-

mayor calidad de vida que se “vende” del mundo rural no ha basta-
do para atraer a la población en general y menos aún a la femenina.
Los pronósticos más pragmáticos y alejados de la visión bucólica,
tranquila y desestresante del medio rural se están cumpliendo y la

lo que respecta a la población potencialmente activa en general y a
la femenina en particular. Cada vez se plantea como más necesario
buscar sinergias, complementariedades, entre lo urbano y lo rural
en lugar de alternativas sustitutivas y valoración de los servicios
medioambientales y de otra índole que aporta sin contraprestación
económica reconocida el medio rural y sus mujeres residentes (Sáez
y otros, 2001, p. 224, y Molino, 2021).
4.3.2. Situación laboral de la mujer rural
La dinámica laboral femenina mejora exponencialmente con
el cambio de siglo por las excelentes expectativas generadas a nivel
comunitario, que quebrarían con la crisis de 2007. A nivel provin-
cial, hasta bien entrado 2021, hubo una mayor proporción de muje-

Aunque la mayor inactividad de las mujeres albaceteñas ha sido un
hecho históricamente, la tendencia reciente es a decrecer y conver-
ger con la española mientras que en los hombres es ascendente. Di-
cha situación se agrava en los municipios de menor tamaño. Así, en
AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 242
los inferiores 2.000 habitantes encontramos mayores tasas de paro
y, por el contrario, menores de actividad y ocupación. En referencia
a la población activa, mientras las mujeres albaceteñas aumentan
su tasa de actividad y la mantienen estabilizan tras la crisis, en los


Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 2021d (tabla 9121
Una comparativa histórica muestra como la tasa de actividad
femenina ha aumentado enormemente en comparación con la mas-
culina en la provincia. Aunque la principal argumentación sería el
-

el retraso de la formación de una familia para tener mayores opor-
tunidades laborales o, en tiempos más recientes, la aceptación de
una precarización del empleo y una discriminación salarial mayor
que entre los hombres31 (INE, 2018a). En cualquier caso, obvian-
do el subempleo y el “techo de cristal” femenino, la evolución de
la ocupación ha sido positiva, si bien continúa concentrándose en
31 La brecha salarial aumenta exponencialmente en función del cargo debido a los
complementos salariales. En promedio, los hombres trabajan más horas y ocupan
cargos de mayor responsabilidad. La proporción de mujeres acogidas a la moda-
lidad de contrato a tiempo parcial es mayor (MARM, 2011, p.86). Por último, no

puestos de trabajo tras el matrimonio o nacimiento de un hijo.
28
activa, mientras las mujeres albaceteñas aumentan su tasa de actividad y la mantienen
estabilizan tras la crisis, en los hombres fluctúa más.
Gfico 7. Relacn con la actividad económica por género. Albacete (%). Fuente: Elaboración propia con datos
del INE, 2021d (tabla 9121
Una comparativa histórica muestra como la tasa de actividad femenina ha aumentado
enormemente en comparación con la masculina en la provincia. Aunque la principal
argumentación sería el ínfimo nivel de partida, hay otras causas como el cambio de mentalidad
de las nuevas generaciones que se manifiesta en aspectos como el retraso de la formación de
una familia para tener mayores oportunidades laborales o, en tiempos más recientes, la
aceptación de una precarización del empleo y una discriminación salarial mayor que entre los
hombres31 (INE, 2018a). En cualquier caso, obviando el subempleo y el “techo de cristal”
femenino, la evolución de la ocupación ha sido positiva, si bien continúa concentrándose en los
sectores típicos “de mujeres” (López, 2007, pp. 2-3). La reducida segmentación ocupacional
31 La brecha salarial aumenta exponencialmente en función del cargo debido a los complementos salariales. En
promedio, los hombres trabajan más horas y ocupan cargos de mayor responsabilidad. La proporción de mujeres
acogidas a la modalidad de contrato a tiempo parcial es mayor (MARM, 2011, p.86). Por último, no olvidemos la
incidencia de que muchas mujeres abandonen definitivamente sus puestos de trabajo tras el matrimonio o
nacimiento de un hijo.
64,7 67,6 64,1 67,2 63,9
35,3 32,4 35,9 32,8 36,1
37,4
50,1 50,3 51,9 52,4
62,6
50,0 49,7 48,2 47,6
2002
2008
2012
2018
2021T2
2002
2008
2012
2018
2021T2
Activos Inactivos
HOMBRES MUJERES
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 243
los sectores típicos “de mujeres” (López, 2007, pp. 2-3). La redu-
cida segmentación ocupacional del género femenino por sectores
y ramas sigue siendo un reto pendiente en los municipios y terri-
torios albaceteños con mayor grado de ruralidad. La localización
mayoritaria de los servicios y las actividades manufactureras, con
la posible salvedad de la agroindustria, en el mundo urbano y se-
miurbano incentiva y acelera la salida de la mujer rural de su hábitat
original. A ello también contribuye la tradición sobre la continuidad

siglo XX hasta nuestros días persiste la baja proporción de mujeres
dueñas o jefas de explotaciones familiares pese a su mayor forma-
ción. Además, conforme aumenta el tamaño de las explotaciones su

2016a, p. 15).

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 2017 (tablas 01006 y 1101)
Centrándonos en la participación laboral de la mujer por sec-

concentra mayoritariamente en los servicios tanto a escala provin-
cial como en el mundo rural albaceteño, gracias al impulso y avance
29
del género femenino por sectores y ramas sigue siendo un reto pendiente en los municipios y
territorios albaceteños con mayor grado de ruralidad. La localización mayoritaria de los
servicios y las actividades manufactureras, con la posible salvedad de la agroindustria, en el
mundo urbano y semiurbano incentiva y acelera la salida de la mujer rural de su hábitat original.
A ello también contribuye la tradición sobre la continuidad del negocio o actividad familiar en
el mundo rural. Desde finales del siglo XX hasta nuestros días persiste la baja proporción de
mujeres dueñas o jefas de explotaciones familiares pese a su mayor formación. Además,
conforme aumenta el tamaño de las explotaciones su presencia disminuye (Gráfico 8)
(Collantes, 2007a, p. 181; e IMCLM, 2016a, p. 15).
Gfico 8. Jefes de explotaciones agrícolas por sexo en CLM. Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 2017
(tablas 01006 y 1101)
Centrándonos en la participación laboral de la mujer por sectores, la información
recabada confirma que la mujer trabajadora se concentra mayoritariamente en los servicios
tanto a escala provincial como en el mundo rural albaceteño, gracias al impulso y avance de la
terciarización, en categorías feminizadas y como asalariadas eventuales (Cuadro 7) (Aguilar,
2010, p. 98; Fundación BBVA, 2009, p. 11). Esta mayor relevancia en el mercado de trabajo se
implantó en paralelo al proceso de desagrarización-despoblación. La consolidación del terciario
-
30.000
60.000
90.000
120.000
1997
20072016
Hombres Mujeres
AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 244
de la terciarización, en categorías feminizadas y como asalariadas
eventuales (Cuadro 7) (Aguilar, 2010, p. 98; Fundación BBVA, 2009,
p. 11). Esta mayor relevancia en el mercado de trabajo se implantó
en paralelo al proceso de desagrarización-despoblación. La consoli-
dación del terciario como principal generador de empleo femenino

coyunturales y organizativos sin olvidar que el impacto de tecnolo-
gías sustitutivas de factor trabajo ha sido tradicionalmente mucho
menor que en los sectores agrario e industrial. Los servicios se con-
virtieron en el salvavidas laboral de la mujer rural. La representati-
vidad de mujeres en este sector crece casi 19 puntos porcentuales
entre 1991-2021T2.
2001 2008 2012 2021 T2
CLM Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Agricultura 14,3 4,6 8,8 2,7 10,1 2,7 9,6 3,6
Industria 20,2 16,8 21,7 10,4 21,5 9,7 21,1 7,5
Construcción 21 1,5 24,4 2,0 13,7 1,1 11,9 0,9
Servicios 44,5 77,2 45,1 84,8 54,7 86,4 57,4 87,9
España
Agricultura 7,6 4,5 5,1 2,6 5,7 2,4 5,7 2,3
Industria 23,7 12,9 20,7 9,2 19,3 7,8 18,5 7,7
Construcción 17,6 1,5 19,3 2,1 11,1 1,2 11,3 1,3
Servicios 51,1 81,2 54,9 86,2 63,9 88,5 64,4 88,6

Fuente: Elaboración propia con datos del INE, 2021e (tabla 3977 y 03006)
Con todo, las mujeres albaceteñas siguen afrontando la mar-
cada masculinización del mercado de trabajo provincial que alcanza
su máxima expresión en el sector agropecuario, en la construcción
y en determinadas ramas de la industria y del terciario. Dicha mas-
culinización también se extiende a los tipos de jornadas y contratos:
menor proporción de mujeres a jornada completa y en modalidad
-
pación en los procesos de emprendimiento, especialmente en el me-


Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 245
ciertos sectores (Cuadro 8) (IMCLM, 2016a, p.25; y MARM, 2011,
-
llo relativamente tardío, fue el trabajo autónomo en servicios, ten-
dencia que se extiende y consolida con el cambio de siglo32. A modo
-
nalizado sus estudios de Economía o Administración y Dirección de

los consejos administrativos de las empresas (Cano, 2013, p. 330).
     
laboral femenina en función de la edad y número de hijos. Igual su-
cede en materia salarial y de proyección profesional, en función al
-
ción de la incorporación masiva de la mujer albaceteña al mercado
laboral. Eso sí, más notable entre las nuevas generaciones y en el
   
igualdad en contraste con el medio rural. A nivel regional, la provin-
cia de Albacete es, tras Guadalajara, la que menor brecha de género
presenta, aunque se posiciona como la tercera provincia con más
proporción de mujeres en paro. Por último, si relacionamos desem-
pleo y nivel de formación, las mujeres rurales registran mayores ta-
sas de paro con independencia de que su formación media supere
a la de mujer de los hábitats urbano e intermedio. De ahí que se ha-
ble de paro sectorial para las jóvenes que buscan su primer empleo,
y de paro estructural para las mujeres activas del sector terciario
(Aguilar, 2010, pp. 107-214).
32 El peso de mujeres emprendedoras en CLM en el primer trimestre de 2020 es
muy inferior al de los hombres. Las cotas masculinas son superiores en todos los
sectores de actividad, servicios incluidos, y presenta su mayor brecha en el tramo
de 45 a 54 años.
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SECTORES
PRODUCTIVOS
Total < 25 25 a 34 35 a 44 45 a 54 55 y más
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Agricultura 79,73 20,27 2,57 1,96 12,15 8,05 20,14 18,82 27,81 27,15 37,26 43,75
Industria 77,67 22,33 0,82 0,76 8,00 7,10 23,15 22,04 31,66 31,32 36,34 38,60
Construcción 97,31 2,69 1,12 2,99 9,30 12,96 30,41 29,57 34,27 30,23 24,89 24,25
Servicios 58,22 41,78 1,77 1,75 11,76 15,59 24,30 28,39 31,00 29,73 31,10 24,47
1ª ALTA EN SS
Antes de 1970 91,70 - - - - - - - - - 50,00 -
1970-1979 86,48 13,52 - - - - - - - - 97,82 95,35
1980-1989 82,78 17,22 - - - - - - 9,89 11,92 90,02 87,31
1990-1999 76,14 23,86 - - - - 4,12 3,47 44,93 38,38 50,88 58,07
2000-2009 74,77 25,23 - - 1,80 1,58 22,00 19,29 36,86 36,04 39,29 42,89
De 2010 en
adelante
63,74 36,26 3,04 2,31 19,78 20,07 33,27 33,19 27,71 27,40 16,19 17,00
ASALARIADOS
Total 69,07 30,93 1,82 1,76 11,22 14,09 24,17 26,70 30,75 29,40 31,99 27,95
Sin empleados 69,90 30,10 1,90 1,89 11,29 14,48 24,08 26,29 30,78 29,24 31,92 28,03
Hasta 2 65,10 34,90 1,58 1,38 11,14 13,06 24,76 28,69 30,04 29,45 32,39 27,20
Entre 3-5 65,29 34,71 1,06 0,80 10,24 10,98 24,08 26,95 33,32 30,94 31,09 30,04
Entre 6-10 69,05 30,95 0,78 1,16 9,33 9,83 24,87 22,54 29,27 39,88 34,97 26,59
Más de 10 71,43 28,57 - - 7,37 5,26 23,16 42,11 28,42 28,95 40,00 21,05

Servicio de Estadística de Castilla-La Mancha, 2021
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 247
4.3.3. Mujer y desarrollo rural
Durante el siglo XXI se ha avanzado en la igualdad a escala
territorial y de género33. Las organizaciones de mujeres rurales han
tenido mucho que ver, así como los sucesivos Programas de Desa-
rrollo Rural (PDR) que, aprovechando recursos endógenos, traspa-
san las barreras del localismo, rebajan la dicotomía rural-urbano, y
potencian alternativas para frenar el éxodo (periurbanización, pro-
cesos de contraurbanización, deslocalización productiva o empleo
no agrario). Aunque la concienciación social y medioambiental es
requisito previo para su efectividad, no debemos olvidar el papel
que ha tenido el empoderamiento y la lucha de la mujer por incor-
porar temas de género, corresponsabilidad, paridad y transversali-
dad, para los posteriores programas europeos, nacionales, autonó-
micos y locales para el espectro rural (Hernández, 2014, p. 51-56).
Las mujeres rurales han conseguido incorporarse en puestos
directivos en cooperativas agroalimentarias y en puestos de respon-
sabilidad política. Es más, las mujeres albaceteñas sobrepasan a los
varones en cuanto a peso en las administraciones locales, pese a los
indicios de segregación vertical, y han encontrado nuevos nichos de
mercado en la agricultura ecológica y el turismo rural. Los ejemplos
de predecesoras femeninas catapultaron la continuidad de su pre-
sencia, mayor preocupación por sus orígenes y la viabilidad de la
cohesión socio-territorial, así como el surgimiento de multitud de
organizaciones que coordinan servicios de ayuda (IMCLM, 2016a,
pp. 27-42; e IMCLM, 2017, pp. 215-223). También es digno de ser
resaltada el desarrollo de programas europeos, nacionales y regio-

2030 para el Desarrollo Sostenible, en cumplimiento con los 17 Ob-

de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, las actuaciones y estra-
tegias de desarrollo rural promocionadas se perciben inútiles, poco
33 Proceso de cambio que culminó con la promulgación de la Ley 45/2007 para el
Desarrollo Sostenible del Medio Rural, la Ley Orgánica 3/2007 y 12/2010 (para
CLM) para la igualdad efectiva entre ambos sexos, y con el Plan Estratégico de
Desarrollo Sostenible del Medio Rural en CLM para 2008-2013, entre otros (Aso-
ciación Global e-Quality, 2010, pp. 26-29; y 2011:9).
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gina 248
efectivas, por llegar a destiempo. Como causas resaltamos, entre
-
ta de proyección a largo plazo, duplicación de medidas que fueron
inicialmente concebidas para el mundo urbano, falta de servicios…
(García, 2004, pp. 108-109; y Aguilar, 2010, pp. 330-334). Aunque
la mujer se involucra activamente, si los cimientos del desarrollo ru-
ral siguen enmascarados, estas no dudarán en elegir o mantener la
libertad que les ofrece el mundo urbano. La inestabilidad, precarie-
dad y temporalidad laboral del mundo rural son semilla de migra-
ciones que descapitalizan y envejecen sus pueblos.
4.4. Algunas propuestas para dinamizar el mundo rural
profundo
Albacete se estructura con predominio de municipios por
debajo de los 2.000 habitantes, masculinizados y envejecidos que
deben sortear numerosas adversidades enraizadas (Sánchez, 1975,
p. 10). El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que la
mayoría de residentes en áreas rurales permanecería en sus pue-
blos. Valoran como mejor su tipo de vida, aunque solicitan el fomen-
to de actividades e instalaciones deportivas, instalaciones y activi-
dades recreativas y de ocio, entre otras, y potenciar las ya existen-
tes. Si precisara marcharse, lo harían hacia la capital de la provincia
(CIS, 2000, p. 23).
No hay soluciones mágicas, pero las que se apliquen debe-
rían encaminarse hacia múltiples ejes. El primero consistiría en la
reestructuración de las relaciones rural-urbano, equilibrando la do-
tación de servicios y mitigando desigualdades. El segundo llevaría
a potenciar la imagen del sector agrario, acercando sus ventajas,
innovaciones y novedades, mejorando el marketing de productos
y maquinaria, continuando con las ferias regionales para darse a

solo en zonas periurbanas para descongestionar ciudades- y apro-
vechar los efectos difusión por el lado de la oferta. En cuarto lugar,
hay que apostar por fortalecer la creación de empleos, vinculados
a energías renovables, agricultura ecológica, artesanía, turismo ru-
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 249
ral, servicios del ocio, silvicultura… (Collantes, 2007a, pp. 167-175).

mujer en los procesos de gobernanza, exigiéndoles el mismo esfuer-
zo por integrarse que a los hombres (Hernández, 2014, p. 62). El
asesoramiento y apoyo personalizado para quienes reemprenden
su asalarización como empleada o empleadora sería el sexto eje. El
séptimo busca garantizar una conciliación familiar y laboral igua-
litaria atendiendo a necesidades, limitaciones y costes de oportu-
nidad, con convenios que así lo respalden. Como octavo se encuen-
tra todo instrumento de actuación que impulse el teletrabajo como
nexo entre empleabilidad femenina y conciliación, lo que requiere
un proceso previo de alfabetización en materia de TIC. El noveno eje
comprende la creación de bancos de tiempo, de ayuda poblacional
mutua, de sensibilización en la corresponsabilidad y en tareas de
cuidado doméstico, ofreciendo acceso a redes de apoyo y trabaján-
dolo ya desde los centros educativos. Finalmente, un eje de varios
en el que se incluirían aspectos como el fomento y ayuda a la inser-
ción de jóvenes en la actividad agraria; mejora de la accesibilidad;
contraurbanización de población; apoyos a los neo-rurales en su
integración; reorientación y reubicación de nuevos ciclos de forma-
ción, acercando la especialidad al medio en el que se desarrollará; y

2010, pp. 338-345; 387).
Con todo, es necesario impulsar el atractivo rural y de sus
formas de vida. Es preciso ampliar y mejorar la calidad de ciertos
servicios para reducir los desplazamientos intermunicipales y re-
cuperar población. Las mujeres rurales necesitan soluciones que no
-
lación y aplicación como hasta ahora. La vida laboral femenina en
la zona rural se entorpece cuando se desea formar una familia. La
dotación de servicios de guardería34 o cuidado de hijos y personas
dependientes no lo ponen fácil. La conciliación es más ilusoria que
34 Las reducidas plazas públicas, requisitos que penalizan a las rentas medias, di-

acceso a guarderías públicas, con lo que ello implica desde la óptica de la concilia-
ción laboral-familiar y espacial (Prieto, 2014, p. 7-23).
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gina 250
real y la situación familiar se convierte en el principal determinante
de las condiciones de trabajo y del reparto del uso del tiempo35 (Or-
tega, 2013, p. 191). La población albaceteña debe conocer y analizar

como desequilibrada y fuertemente jerarquizada.
5. CONCLUSIONES
Los varones han sido tradicionalmente los grandes prota-
gonistas de la vida económica y social albaceteña en general y del
mundo rural en especial. La situación cambia con la llegada de la
sociedad postindustrial a mediados del siglo XX. Pese a los lentos
progresos, las mujeres rurales solo perciben las mejoras a través de
una visión histórica pues, a día de hoy, es donde mayor desigualdad
de género persiste. El desconocimiento del entorno por partir de
la idea de que el territorio es homogéneo, neutral, ha podido ser
una de las principales causas del fracaso de las sucesivas políticas y
-
tenible aplicadas. A ello se unen los escasos estudios sobre la pro-
blemática femenina desde un prisma económico para la provincia
de Albacete. Mucho menos para municipios de población inferior a
2.000 habitantes donde la desigualdad con respecto a la masculina
-
todológicas sobre las variables relativas al género y que vinculen

han condicionado fuertemente este estudio a nivel cuantitativo.
A lo largo de esta investigación se pone de relieve el innega-
ble desarrollo socioeconómico logrado por la provincia de Albacete
en los dos últimos siglos y, en particular, en los últimos cincuenta
años, así como un empoderamiento femenino aún entumecido. La
provincia fue capaz de sobrellevar los efectos negativos de la desa-
grarización y “hacer de la necesidad virtud” modernizando su agri-
35 Aparte de la medición de la distribución del tiempo hay otros indicadores como
los índices de igualdad social, discriminación respecto a la calidad de vida, discri-
minación respecto al trabajo doméstico o el diferencial de autonomía y trabajo
productivo (De la Fuente, 2007, pp. 54-55).
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 251
cultura hasta niveles plenamente competitivos e industrializarse
ligeramente por encima de la media del país. Como ejemplo de ello
basta recordar la especialización vitícola, con varias denominacio-
nes de origen en la provincia –Mancha, Manchuela, Ribera del Júcar
y Jumilla- y la competitividad de un número creciente de cultivos
de secano y regadío, la relevancia alcanzada por los núcleos indus-
triales de la capital, Almansa, La Roda y Villarrobledo con notable
especialización de las industrias agroalimentaria (bebidas, aceites,
cárnicas y lácteas), aeronáutica, transformados metálicos (cuchi-
llería, extruidos y fabricación de depósitos), química (pinturas) y

mujer como protagonista económico y social. No existía jurídica ni
estadísticamente en varios aspectos hasta las últimas décadas de la
pasada centuria. Tal situación es generalizable a escala provincial
-regional y nacional- pero mucho más marcada en el mundo rural,
constituyendo una de las principales causas de sus problemas de
desarraigo femenino, masculinización y mayores cotas de despo-
blación (especialmente en Sierras de Alcaraz y de Segura, Campo
de Montiel y La Manchuela). La mayor precariedad laboral y social
de la mujer rural como explicación de su desarraigo no es la única
razón. La menor dotación de infraestructuras y servicios básicos en
relación con el mundo urbano, o lo que es igual el nivel de bienestar
más bajo, también contribuye a ello.
El innegable avance educativo y en derechos laborales de la
mujer desde las últimas décadas del siglo XX no ha terminado con
su discriminación y segregación en ciertas áreas de conocimiento y
sectores de actividad. Su asalarización vino de la mano de la nece-
sidad y quedó como una recompensa a muchos años de lucha. Hay

Social ha alcanzado la paridad, incluso la sobrepasa en el sector ser-
vicios, sobre todo en los vinculados a las administraciones públi-
cas. Ahora bien, carece de sentido una mayor inserción femenina si
es a costa de una segregación ocupacional, feminización del sector
terciario y menor tiempo libre disponible en caso de tener fami-
lia. Habría que romper con la cultura sexista tradicional que aboca
obligatoriamente a las mujeres al cuidado familiar, a la inactividad
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y posterior dependencia económica conyugal o al menor empren-
dimiento, pues esta tendencia no se ha eliminado por completo. La
falta de oportunidades laborales y las peores condiciones para la
mujer en el mundo rural están en la base de sus problemas actuales
de despoblación, envejecimiento ante la falta de relevo generacional
y mayor propensión a la exclusión social. Además, hoy por hoy, la
recuperación rural albaceteña queda muy condicionada por la en-
vergadura presupuestaria que están alcanzando las prestaciones
sociales y pensiones.
Para avanzar y hacer realidad un desarrollo rural sostenible y

local y dotacional en ciertas infraestructuras y servicios básicos. La
recuperación de la mayoría de los pueblos del medio rural profundo
es posible siempre que la participación de las mujeres adquiera un
mayor protagonismo vinculado a la plena equiparación entre géne-
ros y a una mayor valoración femenina de lo rural. El ocio y descan-
so, el turismo rural, las actividades ligadas a energías renovables,
las ecológicas y de sostenibilidad medioambiental, la localización de
empresas que huyen de los efectos externos negativos del mundo
urbano son diversos aspectos que muestran que una complementa-
riedad diferente a la tradicional entre los mundos rural-urbano es
deseable y posible.
Por último, si el papel de la mujer en la revitalización rural es
clave, el de las administraciones públicas consiste en hacerlo viable.
De su posicionamiento en políticas sensibles al género, al desarrollo
rural y a la conservación del medio ambiente dependerá pasar de lo
potencial a lo real. Las iniciativas de cambio son necesarias y deben
formularse inmediatamente para alcanzar la sostenibilidad, multi-
funcionalidad y desarrollo de las sociedades rurales a largo plazo.
Contamos desde 1992 con organismos encargados de promover la
igualdad como el Centro de la Mujer del Ayuntamiento de Albace-
te o el Observatorio Municipal de Igualdad de Oportunidades de la
Ciudad de Albacete, entre otros. Pero pese al intento de potenciar la
investigación de nuestra provincia, no se ha llegado a una solución
clara en la práctica. En provincias como Albacete el medio rural es
esencial y la corrección del desarraigo hacia él del género femenino
Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 253
es un objetivo de futuro ineludible. Como solución, muchos autores
apuestan por la teoría del decrecimiento ante el consumismo des-
pilfarrador y deshumanización que nos rodea. Sea cual sea la teoría
aplicada, lo evidente es que el empoderamiento femenino debe ser
contemplado en total equidad con lo masculino. Si no fuera así el
horizonte futuro del mundo rural profundo albaceteño, como el de
otras muchas provincias españolas, se oscurecería todavía mucho
más.
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   
KAIROS. Revista de Temas
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AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
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DE LA Usos del tiempo, este-
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 Consultado el 22-06-2018 en
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Consultado el 27-09-2021
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Gema Navarro Monsalve
EL EMPODERAMIENTO FEMENINO EN EL MUNDO RURAL DE ALBACETE DEL SIGLO XXI
gina 261
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AL-BASIT 67 • PÁGS. 213-262INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 262
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-
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seguridad-social/
 en Monthly Review, Volu-
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